Poeta
Poema publicado el 10 de Octubre de 2010
debo decirlo
no he sido fiel a mi vocación de poeta
caminos anduve sin recordar el llanto de mis letras
atravesé por bosques que se despedían
con un viento de pájaros
habité casas cuya humedad me cubría
como una manta de espesa niebla
y no me acordé de mi poesía
de vez en cuando oía su llamado entre
los árboles
entre la lluvia que no nacía
entre el viento que espantaba animales
en los caminos
y entonces me detenía para tomar su sangre
entre mis manos
para anotar entre sus huesos una palabra
para buscar en los baúles de la memoria
aquellas letras que veía en el rostro de mis sueños
debo decirlo
no he sido fiel a mi vocación de poeta
no escondí siempre el cuchillo
de las voces en la niebla
no apuré cuando debía los partos de la aurora
no corrí como un niño detrás de las palabras
que aparecían en los ventanales de las casas
y me hacían señas y me gritaban
oscurecí mis ojos muchas veces
y otras tantas puse
candado a mis oídos
no quise escuchar los cantos sobre la hierba amanecida
y postergué muchas veces el momento de escribir
allí en las montañas de mi memoria pasaron
los oleajes y las tempestades
pasó el niño con su anciano
la mujer con su hijo
pasó la vida y la muerte
allí en los acantilados de mis ojos
vino una mujer con su amor
vino una mujer con su desprecio
vino un hijo con mi nombre
y no escribí entonces
aunque escuché el aullido de las guerras
aunque escuché el hambre de los pobres
aunque escuche el amor
y supe acercar mi lengua a la carne
de su oído
debo decirlo
no he sido fiel a mi vocación de poeta
y sin embargo mi fastidioso corazón rompía
sus latidos como olas contra la rompiente
cuando en algunos momentos
me detuve a escribir
y plasmé la niebla de una palabra
y vi como las cosas hablaban
en susurros
y escuché el llanto de los trenes que parten
y aborrecí los cementerios de las despedidas
y odié al injusto y al traidor
y olí el aroma de la hierva cuajada de rocío
y recordé a mis seres más amados
y alargué mis miradas hacia el rostro
de la noche más oscura
no publiqué
no busqué la fama de los elegidos
los dioses no tocaron a mi puerta
pero mis poemas perduraron en mi corazón
se robustecieron en las costras
de polvo de mis manos
y allí están a pesar de mí
de aquellos poemas les hablo ahora
aquellos poemas que no escribí
y que ahora escribo
y que pongo como un crepitar
de hojas secas
en el corazón de esta hoja.
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Poema publicado el 10 de Octubre de 2010
debo decirlo
no he sido fiel a mi vocación de poeta
caminos anduve sin recordar el llanto de mis letras
atravesé por bosques que se despedían
con un viento de pájaros
habité casas cuya humedad me cubría
como una manta de espesa niebla
y no me acordé de mi poesía
de vez en cuando oía su llamado entre
los árboles
entre la lluvia que no nacía
entre el viento que espantaba animales
en los caminos
y entonces me detenía para tomar su sangre
entre mis manos
para anotar entre sus huesos una palabra
para buscar en los baúles de la memoria
aquellas letras que veía en el rostro de mis sueños
debo decirlo
no he sido fiel a mi vocación de poeta
no escondí siempre el cuchillo
de las voces en la niebla
no apuré cuando debía los partos de la aurora
no corrí como un niño detrás de las palabras
que aparecían en los ventanales de las casas
y me hacían señas y me gritaban
oscurecí mis ojos muchas veces
y otras tantas puse
candado a mis oídos
no quise escuchar los cantos sobre la hierba amanecida
y postergué muchas veces el momento de escribir
allí en las montañas de mi memoria pasaron
los oleajes y las tempestades
pasó el niño con su anciano
la mujer con su hijo
pasó la vida y la muerte
allí en los acantilados de mis ojos
vino una mujer con su amor
vino una mujer con su desprecio
vino un hijo con mi nombre
y no escribí entonces
aunque escuché el aullido de las guerras
aunque escuché el hambre de los pobres
aunque escuche el amor
y supe acercar mi lengua a la carne
de su oído
debo decirlo
no he sido fiel a mi vocación de poeta
y sin embargo mi fastidioso corazón rompía
sus latidos como olas contra la rompiente
cuando en algunos momentos
me detuve a escribir
y plasmé la niebla de una palabra
y vi como las cosas hablaban
en susurros
y escuché el llanto de los trenes que parten
y aborrecí los cementerios de las despedidas
y odié al injusto y al traidor
y olí el aroma de la hierva cuajada de rocío
y recordé a mis seres más amados
y alargué mis miradas hacia el rostro
de la noche más oscura
no publiqué
no busqué la fama de los elegidos
los dioses no tocaron a mi puerta
pero mis poemas perduraron en mi corazón
se robustecieron en las costras
de polvo de mis manos
y allí están a pesar de mí
de aquellos poemas les hablo ahora
aquellos poemas que no escribí
y que ahora escribo
y que pongo como un crepitar
de hojas secas
en el corazón de esta hoja.
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