Ausencia (david goya) palestina
Poema publicado el 05 de Agosto de 2010
Hoy como cada noche,
le robaré a la tristeza inspiración;
para hacer una composición,
donde el sentimiento se derroche.
Porque de tanto estar triste
ya no tengo tristeza;
y solo recuerdo la promesa,
del día en que partiste.
Hoy, el recuerdo tortura
a mi corazón, en cada latido,
sin ti, no encuentro sentido;
a esta espera que siempre perdura.
Al recordar el juramento
que hizo cuando partía;
me pone triste en el día
y en las noches me lamento.
¿Porqué partió de esa manera?
¿Porque dejo una promesa al irse?
Hoy comienza a morirse,
ante el otoño la primavera.
Nunca revise tu equipaje,
en el llevabas mi alegría;
y en la casa, solo dejaría,
el silencio; de un desolado paraje.
Te fuiste llevando mi alegría,
con la que quizás vivas dichosa,
y entre muchas y pocas cosas,
me preguntó… ¿Volverás un día?...
es una pregunta a la esperanza,
porque al estar lejana y ausente,
solo te recuerdo en mi mente,
como algo, que mis manos no alcanza.
Todas las promesas que hiciste,
todos se las llevo el viento,
junto aquel juramento
del día que partiste.
Quizás al partir no quería
causarme sufrimiento;
pero es más grande el tormento,
de esperarte todavía.
O tal vez, te falto valor;
porque al partir de ese modo,
me hundías en el lodo
sin causarme dolor…
Nunca más he sabido
nada de ti siquiera;
han pasado muchas primaveras,
desde el día que has partido.
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Poema publicado el 05 de Agosto de 2010
Hoy como cada noche,
le robaré a la tristeza inspiración;
para hacer una composición,
donde el sentimiento se derroche.
Porque de tanto estar triste
ya no tengo tristeza;
y solo recuerdo la promesa,
del día en que partiste.
Hoy, el recuerdo tortura
a mi corazón, en cada latido,
sin ti, no encuentro sentido;
a esta espera que siempre perdura.
Al recordar el juramento
que hizo cuando partía;
me pone triste en el día
y en las noches me lamento.
¿Porqué partió de esa manera?
¿Porque dejo una promesa al irse?
Hoy comienza a morirse,
ante el otoño la primavera.
Nunca revise tu equipaje,
en el llevabas mi alegría;
y en la casa, solo dejaría,
el silencio; de un desolado paraje.
Te fuiste llevando mi alegría,
con la que quizás vivas dichosa,
y entre muchas y pocas cosas,
me preguntó… ¿Volverás un día?...
es una pregunta a la esperanza,
porque al estar lejana y ausente,
solo te recuerdo en mi mente,
como algo, que mis manos no alcanza.
Todas las promesas que hiciste,
todos se las llevo el viento,
junto aquel juramento
del día que partiste.
Quizás al partir no quería
causarme sufrimiento;
pero es más grande el tormento,
de esperarte todavía.
O tal vez, te falto valor;
porque al partir de ese modo,
me hundías en el lodo
sin causarme dolor…
Nunca más he sabido
nada de ti siquiera;
han pasado muchas primaveras,
desde el día que has partido.
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