Dolencia (david goya) palestina
Poema publicado el 08 de Octubre de 2010
Aún conservando la esperanza,
de que pronto volvieras a mi lado;
conseguí dejar, el corazón destrozado,
al clavarme tu desprecio como una lanza.
Lo mejor a tu vida quise brindar,
no quisiste nada, lo rechazaste todo;
mientras yo, siempre buscaba el modo
de que no me fueras a traicionar.
Destruiste en mil pedazos esta vida,
pagando mi bien con tu maldad,
pensaste así encontrar tu felicidad,
pero al pasar el tiempo, te sentirás destruida.
Quisiera mil veces maldecirte,
respiro profundo y tomo calma,
y aún con angustia, me da pena tu alma,
que solo busca quien venga a destruirte.
Ya para que lanzarte mi maldición,
sino cabe más mal en tu destino;
eterno y largo, será el viaje en tu camino,
sin poder realizar, la más mínima ilusión.
Yo soportare tu cruel traición,
conservando del corazón; -“pedazos”
aunque no de mi; te ataron los lazos,
de algún otro, que te echará maldición.
Que la vida y tus hechos te castiguen,
aunque vivas un corto tiempo, quizás dichosa…,
se te acabará la esbelta, y también lo hermosa,
y yo veré a tus labios, que un beso mendiguen.
Y así atormentada hasta la tumba,
buscarás felicidad sin ser dichosa,
encontrarás espinas en vez de rosas…,
en la voz de tu conciencia, que ha tu oído retumba.
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Poema publicado el 08 de Octubre de 2010
Aún conservando la esperanza,
de que pronto volvieras a mi lado;
conseguí dejar, el corazón destrozado,
al clavarme tu desprecio como una lanza.
Lo mejor a tu vida quise brindar,
no quisiste nada, lo rechazaste todo;
mientras yo, siempre buscaba el modo
de que no me fueras a traicionar.
Destruiste en mil pedazos esta vida,
pagando mi bien con tu maldad,
pensaste así encontrar tu felicidad,
pero al pasar el tiempo, te sentirás destruida.
Quisiera mil veces maldecirte,
respiro profundo y tomo calma,
y aún con angustia, me da pena tu alma,
que solo busca quien venga a destruirte.
Ya para que lanzarte mi maldición,
sino cabe más mal en tu destino;
eterno y largo, será el viaje en tu camino,
sin poder realizar, la más mínima ilusión.
Yo soportare tu cruel traición,
conservando del corazón; -“pedazos”
aunque no de mi; te ataron los lazos,
de algún otro, que te echará maldición.
Que la vida y tus hechos te castiguen,
aunque vivas un corto tiempo, quizás dichosa…,
se te acabará la esbelta, y también lo hermosa,
y yo veré a tus labios, que un beso mendiguen.
Y así atormentada hasta la tumba,
buscarás felicidad sin ser dichosa,
encontrarás espinas en vez de rosas…,
en la voz de tu conciencia, que ha tu oído retumba.
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