Mientras trabajas siempre hay pensamientos dispersos, que recuerdan pequeños detalles, de: buenos días amor de mi vida!, te amo con la fuerza de mil soles! Con una pizca de juego tierno diciendo “…encendidos”, con una sonrisa como respuesta. Cada uno de los detalles que a diario nos decimos, esos detalles que se acumulan, detalles que en un abrir de ojos se expresaron con un “Te quiero”, ese que puedo con certeza traducir en un “te amo” que surge de la nada y del todo, palabra que fue juzgada como un gran error, una mentira, una expresión del momento. En un principio se puede tener razón, pero al transcurrir el tiempo te das cuenta que no hay métrica para calcular el amor, solo se siente y se demuestra en escenas simples, como: un abrazo, un ¡te quiero de media noches, un entrelace de manos! ¡En fin, el lenguaje corporal se acerca a lo que el corazón quiere gritar!
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