Agridulce pero realista.-
Poema publicado el 23 de Agosto de 2013
En la fila del supermercado encontré
los ojos resignados de una mujer
que como un perro fiel, un paso detrás
de su amo espera alerto la orden caprichosa del momento
Nosotros en pleno siglo 21 tan cibernéticos, tan cavernícolas
Tan oligarcas, tan esclavos
Las flores en el jarrón, las toallas delicadamente dobladas
¡Caramba! exclame, esta gente ni el papel higiénico abre!
Paciencia para el obsesivo detallista
Para la “humana” que le rechina que su lacayo
sepa más que leer y escribir
Silencio a los oscuros secretos
Limpieza blanca y radiante como los excesos de sus fiestas
La sirvienta carga las bolsas, la Sra. la llave del auto
El reflejo del cuadro aquel donde un marinero
Limpia la cubierta mientras el capitán
lo observa fumando una pipa, se hizo presente
Hay una mesa tan variada de bocadillos que asusta
Charlatanes sin escrúpulos de blancas sonrisas
Mentirosos compulsivos de promesas incumplidas
De idas y venidas, de chismes por lo bajo
Que como un juego de ajedrez cada uno espera en su cuadrado
Peones por sirvientes que se mueven en complacencia
Protegiendo a sus reinas
Que ignorantes del destino son prisioneras de su reino
¿no te parece muy acido?, me cuestionan al pasar
Agridulce, como la vida misma
Respondo en tono tranquilizador.-
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Poema publicado el 23 de Agosto de 2013
En la fila del supermercado encontré
los ojos resignados de una mujer
que como un perro fiel, un paso detrás
de su amo espera alerto la orden caprichosa del momento
Nosotros en pleno siglo 21 tan cibernéticos, tan cavernícolas
Tan oligarcas, tan esclavos
Las flores en el jarrón, las toallas delicadamente dobladas
¡Caramba! exclame, esta gente ni el papel higiénico abre!
Paciencia para el obsesivo detallista
Para la “humana” que le rechina que su lacayo
sepa más que leer y escribir
Silencio a los oscuros secretos
Limpieza blanca y radiante como los excesos de sus fiestas
La sirvienta carga las bolsas, la Sra. la llave del auto
El reflejo del cuadro aquel donde un marinero
Limpia la cubierta mientras el capitán
lo observa fumando una pipa, se hizo presente
Hay una mesa tan variada de bocadillos que asusta
Charlatanes sin escrúpulos de blancas sonrisas
Mentirosos compulsivos de promesas incumplidas
De idas y venidas, de chismes por lo bajo
Que como un juego de ajedrez cada uno espera en su cuadrado
Peones por sirvientes que se mueven en complacencia
Protegiendo a sus reinas
Que ignorantes del destino son prisioneras de su reino
¿no te parece muy acido?, me cuestionan al pasar
Agridulce, como la vida misma
Respondo en tono tranquilizador.-
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