Poema quinto (esterilidad)
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
El hombre
nacido de mujer,
corto de dÃas y harto de sinsabores;
que sale como una flor, y es cortado,
y huye como la sombra, y no permanece.
Job 14, 1 y 2.
Tal como flor que sale
y es cortada,
Con la piel por donde huye
la risa de los niños,
Y llena hasta los muslos
de tristeza;
asà es nuestra hermana
en cuyo umbral
naufraga el cuerpo de uso eterno.
Golpe de viento nuevo
inexperto en aromas,
y sin rubor azul ya despreciada sombra,
escombro de oro en sueños por las ramas.
Carne en que tropezara de costado
la gracia del alumbramiento,
Fácil como los signos en reposo
por donde llega de la mano el niño;
Asomada al arrimo,
con media flor y apenas
medio rostro,
Y con el vientre en que tembló
una piedra.
Con un desfiladero en cada pecho,
sola,
venas arriba por los ojos,
Sola
como el primer hombre cuando descubrió
la primera sonrisa
y se volvió,
de pronto,
con todo el cuerpo
a flor de fabuloso labio estremecido,
más solo que antes,
cuando no tenÃa sonrisa cotidiana
que dividir en dos pedazos triunfales;
cuando no pensaba en el otro
y descendÃa junto a su piel profunda,
roto entre los sonidos venideros
como pájaro en proyecto por los árboles:
júbilo de vacÃo jubiloso.
Como huella que cae
clara y sin cuerpo
y no levanta hoja
que al volver por el suelo,
alta de dÃas,
instale al humus su unidad primera,
Asà es nuestra hermana.
Secreto cauce
quieto,
agua sin ruido.
Nacida de mujer,
corta de dÃas, y harta de sinsabores;
que sale como una flor, y es cortada,
y huye como la sombra, y no permanece.
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
El hombre
nacido de mujer,
corto de dÃas y harto de sinsabores;
que sale como una flor, y es cortado,
y huye como la sombra, y no permanece.
Job 14, 1 y 2.
Tal como flor que sale
y es cortada,
Con la piel por donde huye
la risa de los niños,
Y llena hasta los muslos
de tristeza;
asà es nuestra hermana
en cuyo umbral
naufraga el cuerpo de uso eterno.
Golpe de viento nuevo
inexperto en aromas,
y sin rubor azul ya despreciada sombra,
escombro de oro en sueños por las ramas.
Carne en que tropezara de costado
la gracia del alumbramiento,
Fácil como los signos en reposo
por donde llega de la mano el niño;
Asomada al arrimo,
con media flor y apenas
medio rostro,
Y con el vientre en que tembló
una piedra.
Con un desfiladero en cada pecho,
sola,
venas arriba por los ojos,
Sola
como el primer hombre cuando descubrió
la primera sonrisa
y se volvió,
de pronto,
con todo el cuerpo
a flor de fabuloso labio estremecido,
más solo que antes,
cuando no tenÃa sonrisa cotidiana
que dividir en dos pedazos triunfales;
cuando no pensaba en el otro
y descendÃa junto a su piel profunda,
roto entre los sonidos venideros
como pájaro en proyecto por los árboles:
júbilo de vacÃo jubiloso.
Como huella que cae
clara y sin cuerpo
y no levanta hoja
que al volver por el suelo,
alta de dÃas,
instale al humus su unidad primera,
Asà es nuestra hermana.
Secreto cauce
quieto,
agua sin ruido.
Nacida de mujer,
corta de dÃas, y harta de sinsabores;
que sale como una flor, y es cortada,
y huye como la sombra, y no permanece.
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Amor
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Familia
Poemas de Cumpleaños
Poemas de San ValentÃn o
DÃa de los Enamorados
Poemas del DÃa de la Mujer
Poemas del DÃa de las Madres
Poemas del DÃa de los Padres
Poemas de Navidad
Poemas de Halloween
Infantiles
Perdón
Religiosos
Tristeza y Dolor
Desamor
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