Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
La virgen hilaba,
la dueña dormÃa,
la rueca giraba
loca de alegrÃa.
¡Cordero divino,
tus blancos vellones
no igualan al lino
de mis ilusiones!
Gira, rueca mÃa,
gira, gira al viento,
que se acerca el dÃa
de mi casamiento.
Gira, que mañana
cuando el alba cante
la clara campana,
llegará mi amante.
Hila con cuidado
mi velo de nieve,
que vendrá el amado
que al altar me lleve.
Se acerca; lo siento
cruzar la llanura,
me trae la ternura
de su voz el viento.
Gira, gira, gira,
gira, rueca loca,
mi amado suspira
por besar mi boca.
Cordero divino,
tus blancos vellones
no igualan al lino
de mis ilusiones.
La niña cantaba,
la dueña dormÃa,
la luz se apagaba
y sólo se oÃa
la voz crepitante
de leña reseca
y el loco y constante
girar de la rueca.
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