Yo, muy rico y muy pobre
Poema publicado el 25 de Mayo de 2011
Yo,
Muy rico y muy pobre,
Muy fuerte y muy vulnerable,
Tan soberbio y tan caricaturesco,
Tan atractivo y tan repugnante
Intento afirmarme a mi mismo
Más allá de toda virtud y más allá de todo defecto.
Yo, tan risible y tan divino,
Intento ser humano, y aceptar la bestia.
Yo que tanto soy
Y que tan poco soy,
Intento amarme en una lucha a veces desigual,
Veo venir la enfermedad y la muerte cada día,
y eligo la vida cada día sin tregua.
Acudo a los sabios en vano,
Porque yo libro cada batalla
A solas contra mí mismo.
Yo que amé y que fui olvidado
Innumerables veces,
Yo que me desvele con palabras,
Yo que seguí la procesión secular
De los suicidas, los exiliados, los ciegos
Yo que apenas soy un soberbio
esporádico, un lunático lírico,
un joven viejo y un viejo juvenil,
Intento no ser solemne
Intento no ser vulgar
Para ser honesto.
No es tarea fácil,
Amarme desde el abismo cada mañana,
Ser el iceberg sumergido, y aceptar el misterio de mi persona.
¿Renegar de mí? ¿Amarme?
¿Tenderme trampas y solucionarlas?
Qué juego tan pueril, qué juego tan heroico
Y macabro:
Ponerme de mi lado, cuando soy uno solo.
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Poema publicado el 25 de Mayo de 2011
Yo,
Muy rico y muy pobre,
Muy fuerte y muy vulnerable,
Tan soberbio y tan caricaturesco,
Tan atractivo y tan repugnante
Intento afirmarme a mi mismo
Más allá de toda virtud y más allá de todo defecto.
Yo, tan risible y tan divino,
Intento ser humano, y aceptar la bestia.
Yo que tanto soy
Y que tan poco soy,
Intento amarme en una lucha a veces desigual,
Veo venir la enfermedad y la muerte cada día,
y eligo la vida cada día sin tregua.
Acudo a los sabios en vano,
Porque yo libro cada batalla
A solas contra mí mismo.
Yo que amé y que fui olvidado
Innumerables veces,
Yo que me desvele con palabras,
Yo que seguí la procesión secular
De los suicidas, los exiliados, los ciegos
Yo que apenas soy un soberbio
esporádico, un lunático lírico,
un joven viejo y un viejo juvenil,
Intento no ser solemne
Intento no ser vulgar
Para ser honesto.
No es tarea fácil,
Amarme desde el abismo cada mañana,
Ser el iceberg sumergido, y aceptar el misterio de mi persona.
¿Renegar de mí? ¿Amarme?
¿Tenderme trampas y solucionarlas?
Qué juego tan pueril, qué juego tan heroico
Y macabro:
Ponerme de mi lado, cuando soy uno solo.
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