Efimera tristeza
Poema publicado el 03 de Marzo de 2010
Envuelto en las cuatro paredes de mi habitación, escucho el susurro de la noche que clama silencio.
Por sorpresa me toma la cólera, e invade lentamente mi sangre que hierve con cada lastimero recuerdo.
Y me sumerjo en sueños recordando mis andanzas.En una impenetrable tristeza, efímera y callada.
Iracundo y sin fuerza reclamo a mi alma un descanso,
y el minutero avanza y atrae al espejo mi rostro cansado de incontables decepciones
y temerosas anécdotas.
Apoyo mi frente en mi imagen desvalida,
y al levantar mis ojos en aquel reflejo,
mis lágrimas brotan y caen lentamente por mis mejillas;
como estocadas de fuerte espada que tiñen de rojo mis prendas.
Obscurece mi camino y desdeña mi destino, como un infante abandonado por su madre al nacer,
sin rumbo y a merced de los lobos que rondan el crepúsculo y la neblina boscosa.
Me ciego a la realidad que acaece día a día, porque no hay futuro,
porque la muerte susurra en mi oído con canción que hipnotiza;
invita mi alma al descanso de aquello que con lagrimas y dolor he comprado.
¿Cuál será el final? ¿Cómo atosigar estos demonios?
Se vislumbra lejos el descanso, esa eterna llama de esperanza claudica con cada paso.
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Poema publicado el 03 de Marzo de 2010
Envuelto en las cuatro paredes de mi habitación, escucho el susurro de la noche que clama silencio.
Por sorpresa me toma la cólera, e invade lentamente mi sangre que hierve con cada lastimero recuerdo.
Y me sumerjo en sueños recordando mis andanzas.En una impenetrable tristeza, efímera y callada.
Iracundo y sin fuerza reclamo a mi alma un descanso,
y el minutero avanza y atrae al espejo mi rostro cansado de incontables decepciones
y temerosas anécdotas.
Apoyo mi frente en mi imagen desvalida,
y al levantar mis ojos en aquel reflejo,
mis lágrimas brotan y caen lentamente por mis mejillas;
como estocadas de fuerte espada que tiñen de rojo mis prendas.
Obscurece mi camino y desdeña mi destino, como un infante abandonado por su madre al nacer,
sin rumbo y a merced de los lobos que rondan el crepúsculo y la neblina boscosa.
Me ciego a la realidad que acaece día a día, porque no hay futuro,
porque la muerte susurra en mi oído con canción que hipnotiza;
invita mi alma al descanso de aquello que con lagrimas y dolor he comprado.
¿Cuál será el final? ¿Cómo atosigar estos demonios?
Se vislumbra lejos el descanso, esa eterna llama de esperanza claudica con cada paso.
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