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El regalo - Poemas de J.e Layton



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Categoría: Poemas de Amor
El regalo
Poema publicado el 12 de Noviembre de 2022

El día al fin ha llegado para engalanarse de fiesta,
danzando, acompañando a la emoción de la sorpresa.
Preparándolo todo con gran regocijo para la entrega,
esa misma que al fin, logre expresar lo que por tanto tiempo no.

Abriendo la caja, casi en un acto sublime, que pudiera guardar el más preciado detalle
cargado de amor y entrega total, o simplemente un regalo como objeto especial,
pero que también llevase consigo este corazón y el mundo que en sueños deseaba lograr,
Algo que pudiese quedarse como “tatuajes” a su corazón y no como una simple canción.

Debiera ser algo que pudiese tener, tal vez... ¿poder?
como el poder de romper el yugo del tiempo
para no sufrir la condena del olvido ni el peso de la ausencia,
siempre, cuando uno a uno los minutos se estrellan contra el dolor.

Para no cargar la condena de una decisión, cual delito culposo,
que cediera la potestad al destino de deshacernos con sus caprichos,
que culpables cual cómplices del mismo, cargando el veredicto
de dos almas inocentes, cual víctimas del desencuentro, forzadas a separase.

Podría ser, tal vez, la fórmula para guardar siempre el hermoso encanto de una sonrisa,
esa misma que enamorando llena todo de éxtasis, también en la intimidad,
que recogiendo todo el dolor lo transforma en un instante en felicidad,
esa misma que hoy cual tesoro en las memorias, sirve como aliciente para esta cruel realidad.

O esos ojos que encendían todo en ternura y amor, rendido el ser a; su sensualidad,
elegancia y sencillez, que cautivaba todo cuanto un hombre puede ser.
Una fórmula para inmortalizar, no en el recuerdo ¡No ¡sino, ojalá, en la realidad,
esa misma que aleja cada día más, esa que, borra poco a poco en brazos ajenos este amor.

En el pensamiento sobresale la prominente necesidad de no guardar algún detalle.
Que en aquella caja no se ponga nada, porque lo más importante no es el objeto,
pues es la caja misma la formula y el detalle, esa misma que permitiera guardaros
en un; para siempre, así lejos y en pieles extrañas, pero unidos eternamente a tan bella historia.

Unidos en una mentirosa eternidad; pintada de realidad que nos apresa, que nos lastima,
en lo que llaman la soldad de los enamorados, pagando el precio de extrañarse cual criminales
destinados a ser reos en las consecuencias de nefastas decisiones
pero siempre necesitándose, deseándose y extrañándose en la condena de saberse uno del otro.

Una caja para guardar todos los besos y abrazos que por una u otra razón olvidaron entregar,
cada mirada y cada canción, cada suspiro y cada caricia que les falto dar.
Son esa misma cantidad de palabras y lágrimas que se debieron recibir el uno al otro
para seguramente saciar la sed que hoy carcome la tinta de escritas palabras.

Seguramente todo esto hubiera servido ahora, cuando no son dueños de sí mismos,
cuando se rasga la piel y el corazón al necesitar y desear ese beso, ese abrazo, esa caricia o sonrisa
que no volverá, pues desviadas a otros ojos, otra piel y otros labios se esconden, cual desdichado
al desespero de hallar el alivio que, calme la sed y la tristeza de no estar y de no ser.

O simplemente haberse guardado en aquella caja; él para ella o ella para él.


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