De la amistad al amor
Poema publicado el 10 de Abril de 2014
DE LA AMISTAD AL AMOR
Era tu amistad
hermosa y pura,
sin complicaciones,
sin complejidades,
como primavera madura.
¡Tan sencilla!...
como beso en la mejilla,
como un “te quiero amiga”.
Te había visto alegre,
triste, agobiada y deprimida.
Me habías contado todos tus secretos…
Tus derrotas y tus triunfos.
Conocía todos los misterios de tu vida.
Te había abrazado tantas veces
para calmar tus penas y tu llanto
sintiéndote casi mía…
Quemándome por dentro
al sentir el calor de tu cuerpo.
Pero también había abrazado tu alma,
cuando mis ojos se encontraban con tus ojos,
y por un momento,
nuestras miradas se paralizaban.
Hasta que se confundieron mis palabras
con la hermosura de tus labios;
con el brillo de tu coqueta mirada;
con la tibieza de tus manos.
Entonces, un beso impaciente
que había esperado callado
muchas primaveras y veranos,
se hizo perfecto y sabio,
resbalando por tu cara a tus labios.
Y un esperado “te amo”
se escuchó como una letanía;
como un eco alegre rimbombando
entre el tiempo y la vida.
Jacob Neruda Unamuno
Derechos reservados
Chile
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Poema publicado el 10 de Abril de 2014
DE LA AMISTAD AL AMOR
Era tu amistad
hermosa y pura,
sin complicaciones,
sin complejidades,
como primavera madura.
¡Tan sencilla!...
como beso en la mejilla,
como un “te quiero amiga”.
Te había visto alegre,
triste, agobiada y deprimida.
Me habías contado todos tus secretos…
Tus derrotas y tus triunfos.
Conocía todos los misterios de tu vida.
Te había abrazado tantas veces
para calmar tus penas y tu llanto
sintiéndote casi mía…
Quemándome por dentro
al sentir el calor de tu cuerpo.
Pero también había abrazado tu alma,
cuando mis ojos se encontraban con tus ojos,
y por un momento,
nuestras miradas se paralizaban.
Hasta que se confundieron mis palabras
con la hermosura de tus labios;
con el brillo de tu coqueta mirada;
con la tibieza de tus manos.
Entonces, un beso impaciente
que había esperado callado
muchas primaveras y veranos,
se hizo perfecto y sabio,
resbalando por tu cara a tus labios.
Y un esperado “te amo”
se escuchó como una letanía;
como un eco alegre rimbombando
entre el tiempo y la vida.
Jacob Neruda Unamuno
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