El mercado: delincuente de guantes blancos
Poema publicado el 02 de Noviembre de 2012
El Mercado: Delincuente de guantes blancos
Dígame Sr. Juez:
¿Qué delito tan grave cometí?
Para ser declarado: culpable y reo
condenado a vivir como presidiario,
como esclavo del mercado.
Quiero que sepa Sr. Juez:
Que este monstruo, esta bestia
llamado irónicamente: “libre mercado”…
Me ha quitado la libertad.
Me atrajo con su hechizo…
Y cuando estuve cerca,
ya no pude escaparme,
me transformé en presa fácil.
Entonces se abalanzó sobre mí
cual feroz depredador
atrapándome con sus tentáculos,
y ahora no puedo liberarme.
Este Monstruo, esta bestia
poderoso y maldito,
con cabeza de ser humano
y con largos e infinitos tentáculos
como brazos.
Me ha timado y robado a su antojo
provisto de buen lenguaje, inteligencia
y guantes blancos…
Y no hay quien lo detenga.
Quien ha querido defenderme
ha terminado aplastado
por el poder de sus influencias,
por el peso de esta bestia.
No le bastó con apoderarse de mi vida,
y como a oveja trasquilarme…
Que ahora me está succionando hasta la sangre.
Así, mientras yo estoy cada día más débil;
este monstruo, esta bestia
se hace cada vez más fuerte y más grande.
Jacob Neruda Unamuno
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Poema publicado el 02 de Noviembre de 2012
El Mercado: Delincuente de guantes blancos
Dígame Sr. Juez:
¿Qué delito tan grave cometí?
Para ser declarado: culpable y reo
condenado a vivir como presidiario,
como esclavo del mercado.
Quiero que sepa Sr. Juez:
Que este monstruo, esta bestia
llamado irónicamente: “libre mercado”…
Me ha quitado la libertad.
Me atrajo con su hechizo…
Y cuando estuve cerca,
ya no pude escaparme,
me transformé en presa fácil.
Entonces se abalanzó sobre mí
cual feroz depredador
atrapándome con sus tentáculos,
y ahora no puedo liberarme.
Este Monstruo, esta bestia
poderoso y maldito,
con cabeza de ser humano
y con largos e infinitos tentáculos
como brazos.
Me ha timado y robado a su antojo
provisto de buen lenguaje, inteligencia
y guantes blancos…
Y no hay quien lo detenga.
Quien ha querido defenderme
ha terminado aplastado
por el poder de sus influencias,
por el peso de esta bestia.
No le bastó con apoderarse de mi vida,
y como a oveja trasquilarme…
Que ahora me está succionando hasta la sangre.
Así, mientras yo estoy cada día más débil;
este monstruo, esta bestia
se hace cada vez más fuerte y más grande.
Jacob Neruda Unamuno
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