Discresión canallesca ad hoc
Poema publicado el 06 de Mayo de 2010
01) DISCRESIÓN CANALLESCA AD HOC
Yo, como obispo de la santísima iglesia católica
soy un eximio catedrático del encubrimiento...
o no sería un obispo titular.
Mis aletas episcopales protegen hasta la insania
los escándalos clericales, con muy raras excepciones.
Si al cura lo fotografían masturbándose,
lo cambió de nación;
si embaraza a alguna feligresa,
lo envío al último cobijo misionero;
si es una yegua muy alocada cruzará el océano;
si es un robador ilustre y audaz,
de seguro lo contrata la banca vaticana.
Somos veteranos en ocultar la pederastia y los blanqueos.
La beatitud consiste en no ser sorprendido.
Por ningún motivo un obispo arrastraría de la testuz
a los tribunales de justicia a un clérigo delincuente
por iniciativa propia. Jamás. Es inconcebible.
Irrelevante es la magnitud de los delitos en mi sede:
¡yo, los encubro todos!
¡yo, los encubro a todos!
¡yo, lo encubro todo!
Soy un encementador, una tapadera.
El mentecato que se precie de tal
no cuestionará la pulcritud de mi diócesis.
Con los reporteros, coterráneos y encimeros,
soy un arcángel de yeso, doloso y locuaz.
1 Timoteo 3:1-7
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Poema publicado el 06 de Mayo de 2010
01) DISCRESIÓN CANALLESCA AD HOC
Yo, como obispo de la santísima iglesia católica
soy un eximio catedrático del encubrimiento...
o no sería un obispo titular.
Mis aletas episcopales protegen hasta la insania
los escándalos clericales, con muy raras excepciones.
Si al cura lo fotografían masturbándose,
lo cambió de nación;
si embaraza a alguna feligresa,
lo envío al último cobijo misionero;
si es una yegua muy alocada cruzará el océano;
si es un robador ilustre y audaz,
de seguro lo contrata la banca vaticana.
Somos veteranos en ocultar la pederastia y los blanqueos.
La beatitud consiste en no ser sorprendido.
Por ningún motivo un obispo arrastraría de la testuz
a los tribunales de justicia a un clérigo delincuente
por iniciativa propia. Jamás. Es inconcebible.
Irrelevante es la magnitud de los delitos en mi sede:
¡yo, los encubro todos!
¡yo, los encubro a todos!
¡yo, lo encubro todo!
Soy un encementador, una tapadera.
El mentecato que se precie de tal
no cuestionará la pulcritud de mi diócesis.
Con los reporteros, coterráneos y encimeros,
soy un arcángel de yeso, doloso y locuaz.
1 Timoteo 3:1-7
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