Si fuera tan gentil la dama
Poema publicado el 31 de Marzo de 2015
Permíteme el atrevimiento
si fuera usted tan gentil a este honor que me tortura
no es que deba mi devoción
pero si es seguro que le deba el precio que me funde
al arte de su amor que es incuestionable e inaudito.
Permítame invitarle a esta pieza
por una pieza de su amor conozco al cielo
rodaremos por el alba,
el mar envidiará nuestro secreto
juntaremos las manos que nos trasciende el corazón
por una chispa de su luz
pisaremos sílices de la luna
y haremos de la paz un hechizado verso
una manera de vivir al interior de las estrellas fugaces.
Le diré, no se bailar, pero me atrevo
erguido al mundo, con valor y a la vez con miedo
le ruego a Dios usted entienda
pero el alma sin medida a medir el infinito se desbanda
¡ay mujer tan mía, que despunta en esta gracia inminente!
El alma se me vuela, si viera usted de que manera
quizás en alguna vida lo comprenda
estos pájaros que insisten dentro el pecho
y tocará en mis labios músicas inciertas
y besará en el alma el fiel cobijo de un milagro
y llegaremos los dos donde nadie ha llegado
porque el amor es un brebaje incierto
que conoce la magia de su misterioso destino.
Por eso, permítame esta pieza
mujer tan mía, tan de nadie, tan bella
volaremos de amor, de los pies a la cabeza
hasta que se parta el paraíso
y nos trague con furia tras su cofre el firmamento.
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Poema publicado el 31 de Marzo de 2015
Permíteme el atrevimiento
si fuera usted tan gentil a este honor que me tortura
no es que deba mi devoción
pero si es seguro que le deba el precio que me funde
al arte de su amor que es incuestionable e inaudito.
Permítame invitarle a esta pieza
por una pieza de su amor conozco al cielo
rodaremos por el alba,
el mar envidiará nuestro secreto
juntaremos las manos que nos trasciende el corazón
por una chispa de su luz
pisaremos sílices de la luna
y haremos de la paz un hechizado verso
una manera de vivir al interior de las estrellas fugaces.
Le diré, no se bailar, pero me atrevo
erguido al mundo, con valor y a la vez con miedo
le ruego a Dios usted entienda
pero el alma sin medida a medir el infinito se desbanda
¡ay mujer tan mía, que despunta en esta gracia inminente!
El alma se me vuela, si viera usted de que manera
quizás en alguna vida lo comprenda
estos pájaros que insisten dentro el pecho
y tocará en mis labios músicas inciertas
y besará en el alma el fiel cobijo de un milagro
y llegaremos los dos donde nadie ha llegado
porque el amor es un brebaje incierto
que conoce la magia de su misterioso destino.
Por eso, permítame esta pieza
mujer tan mía, tan de nadie, tan bella
volaremos de amor, de los pies a la cabeza
hasta que se parta el paraíso
y nos trague con furia tras su cofre el firmamento.
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