A ti que el quijote vistió de dulcinea
Poema publicado el 11 de Marzo de 2025
A ti que el Quijote vistió de Dulcinea.
A ti que el Quijote vistió de Dulcinea.
A ti que en Penélope Homero puso su fe, para en pie mantener
a Ítaca y a Odiseo.
A ti, que con tus hilos, a símil de Ariadna enseñas el camino
a todo Teseo perdido en el laberinto de la vida.
A ti que de Medea heredas la valentía y el coraje de no dejarte humillar
ni a costa de tu sangre.
Que haces que todo varón te idolatre como a Beatriz Dante,
como a Julieta Romeo.
Que por trofeo te comparan con la luna, el sol y las estrellas.
A ti, que sin querellas,
cual Úrsula gobiernas tu hogar,
sin miedo a 20 lustros de Soledad.
A ti, que de Cleopatra has heredado algo más que la nariz,
y de la de Asbaje algo más que el coraje
para bregar en la vida por tus aspiraciones.
Tiempo es de reconocer, de exaltar lo femenino,
más no empedremos el camino
adulando sólo la imagen,
que de las artes y del espíritu esta tierra es un escaparate.
Cuna de mujeres valientes, revolucionarias y artesanas,
de campesinas entronas y madres abnegadas,
de mujeres de razón, de sueños, profesionales del corazón
y profesionistas de ensueño.
De Adelita a la Josefa, de la Khalo a la Chavela (la mujer mexicana nace donde quiera).
De la Leona a la Doña; de Hollywood al Espacio: la Hayek y Echazarreta.
De Julieta: la Fierro y la Venegas,
de Lupita: Nyong´o y desde luego la Jones.
¡Que no se olvide la Meza,
ni todas las mujeres, que aunque no famosas, como las rosas, no tienen más valor por rosas que por flor!
Sobre todo a ti, mujer,
que quiso la mala suerte tu vida exponer, en esa circunstancia.
Gracias por la fragancia que dejaron tus pasos,
por los abrazos que en plan de madre, esposa, hermana;
hija, artista, educadora, ciudadana,
tu corazón amable prodigó.
Culpable la mano del cobarde que el arma portó.
Culpable quien no lo educó,
quien toleró de su carácter sus dolencias,
culpables las diferencias que castigaron su bolsillo,
culpables sus amigos (lobos de caza),
culpable la raza que la genética le heredó.
Culpable yo, que tarde he reclamado
tu vida que se ha llevado la incultura y la corrupción;
la apatía y el desenfado por sembrar
en el corazón del ciudadano, la equidad y la igualdad.
Culpable por no cultivar del otro la consideración;
que también padece frio y hambre,
que en el mismo lado del pecho tiene el corazón,
que si le pinchas le duele,
y si le hieres,
también es roja su sangre.
Más, ahora que de tu cuerpo sólo la memoria nos queda,
un buen motivo nos heredas para en esta lucha seguir,
hasta que las fuerzas nos permitan mover,
pedir, gritar y protestar:
Déjennos de matar por nuestra condición de mujer.
Nos queda también, de tu esencia femenina,
pugnar por paz, aun en la desgracia:
Hasta volver realidad la falacia de la equidad,
hasta que la inteligencia se vuelva la norma,
hasta que la forma del cuerpo no incite al delincuente,
hasta que la fuente de la educación a esta nación deslumbre,
hasta que se vuelva costumbre la justicia, la paz y el amor.
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Poema publicado el 11 de Marzo de 2025
A ti que el Quijote vistió de Dulcinea.
A ti que el Quijote vistió de Dulcinea.
A ti que en Penélope Homero puso su fe, para en pie mantener
a Ítaca y a Odiseo.
A ti, que con tus hilos, a símil de Ariadna enseñas el camino
a todo Teseo perdido en el laberinto de la vida.
A ti que de Medea heredas la valentía y el coraje de no dejarte humillar
ni a costa de tu sangre.
Que haces que todo varón te idolatre como a Beatriz Dante,
como a Julieta Romeo.
Que por trofeo te comparan con la luna, el sol y las estrellas.
A ti, que sin querellas,
cual Úrsula gobiernas tu hogar,
sin miedo a 20 lustros de Soledad.
A ti, que de Cleopatra has heredado algo más que la nariz,
y de la de Asbaje algo más que el coraje
para bregar en la vida por tus aspiraciones.
Tiempo es de reconocer, de exaltar lo femenino,
más no empedremos el camino
adulando sólo la imagen,
que de las artes y del espíritu esta tierra es un escaparate.
Cuna de mujeres valientes, revolucionarias y artesanas,
de campesinas entronas y madres abnegadas,
de mujeres de razón, de sueños, profesionales del corazón
y profesionistas de ensueño.
De Adelita a la Josefa, de la Khalo a la Chavela (la mujer mexicana nace donde quiera).
De la Leona a la Doña; de Hollywood al Espacio: la Hayek y Echazarreta.
De Julieta: la Fierro y la Venegas,
de Lupita: Nyong´o y desde luego la Jones.
¡Que no se olvide la Meza,
ni todas las mujeres, que aunque no famosas, como las rosas, no tienen más valor por rosas que por flor!
Sobre todo a ti, mujer,
que quiso la mala suerte tu vida exponer, en esa circunstancia.
Gracias por la fragancia que dejaron tus pasos,
por los abrazos que en plan de madre, esposa, hermana;
hija, artista, educadora, ciudadana,
tu corazón amable prodigó.
Culpable la mano del cobarde que el arma portó.
Culpable quien no lo educó,
quien toleró de su carácter sus dolencias,
culpables las diferencias que castigaron su bolsillo,
culpables sus amigos (lobos de caza),
culpable la raza que la genética le heredó.
Culpable yo, que tarde he reclamado
tu vida que se ha llevado la incultura y la corrupción;
la apatía y el desenfado por sembrar
en el corazón del ciudadano, la equidad y la igualdad.
Culpable por no cultivar del otro la consideración;
que también padece frio y hambre,
que en el mismo lado del pecho tiene el corazón,
que si le pinchas le duele,
y si le hieres,
también es roja su sangre.
Más, ahora que de tu cuerpo sólo la memoria nos queda,
un buen motivo nos heredas para en esta lucha seguir,
hasta que las fuerzas nos permitan mover,
pedir, gritar y protestar:
Déjennos de matar por nuestra condición de mujer.
Nos queda también, de tu esencia femenina,
pugnar por paz, aun en la desgracia:
Hasta volver realidad la falacia de la equidad,
hasta que la inteligencia se vuelva la norma,
hasta que la forma del cuerpo no incite al delincuente,
hasta que la fuente de la educación a esta nación deslumbre,
hasta que se vuelva costumbre la justicia, la paz y el amor.
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