Lluvia
Poema publicado el 07 de Mayo de 2011
LLUVIA
Lluvia que trae al suelo la esperanza,
Que vuelve alimento el sudor del campesino,
Tiende la alfombra verde de la alabanza,
En el cristal de sus gotas, viene el poder divino.
El pajonal reseco, espera su llegada,
En el monte mustio ya no hay flores ni nidos,
Temiendo a los estragos que traen las llamaradas,
Las aves ya volaron buscando otro destino.
Desolado está el llano, su ausencia es prolongada,
De caballos y reses solo se oyen gemidos,
Se ven terrones secos por toda la sabana,
Y aquel estero hermoso, ahora es barro y espinos.
Gris es el firmamento de la afligida tarde,
Por el humo y el polvo que transita el camino,
El bajo barrialoso que en invierno hace alarde,
Ahora son solo grietas, el sol lo ha destruido.
Ya no brama el becerro en el fundo cercano,
Esperando el ordeño mientras está cautivo,
Hoy está en la sabana junto al resto del ganado,
Hasta que nazcan pastos lo dejarán tranquilo.
El conuco está listo para sembrar los frutos,
Que dan a los humanos vigor y colorido,
Entre el suelo y el hombre existe un amor mutuo,
Él, triste hoy mira al cielo con su rostro curtido.
Vuelve sobre sus pasos preciosa regadera,
La que a los seres vivos nos llena de optimismo,
Déle un rayo de vida de nuevo a la pradera,
Renovando a mi llano en su metabolismo.
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Poema publicado el 07 de Mayo de 2011
LLUVIA
Lluvia que trae al suelo la esperanza,
Que vuelve alimento el sudor del campesino,
Tiende la alfombra verde de la alabanza,
En el cristal de sus gotas, viene el poder divino.
El pajonal reseco, espera su llegada,
En el monte mustio ya no hay flores ni nidos,
Temiendo a los estragos que traen las llamaradas,
Las aves ya volaron buscando otro destino.
Desolado está el llano, su ausencia es prolongada,
De caballos y reses solo se oyen gemidos,
Se ven terrones secos por toda la sabana,
Y aquel estero hermoso, ahora es barro y espinos.
Gris es el firmamento de la afligida tarde,
Por el humo y el polvo que transita el camino,
El bajo barrialoso que en invierno hace alarde,
Ahora son solo grietas, el sol lo ha destruido.
Ya no brama el becerro en el fundo cercano,
Esperando el ordeño mientras está cautivo,
Hoy está en la sabana junto al resto del ganado,
Hasta que nazcan pastos lo dejarán tranquilo.
El conuco está listo para sembrar los frutos,
Que dan a los humanos vigor y colorido,
Entre el suelo y el hombre existe un amor mutuo,
Él, triste hoy mira al cielo con su rostro curtido.
Vuelve sobre sus pasos preciosa regadera,
La que a los seres vivos nos llena de optimismo,
Déle un rayo de vida de nuevo a la pradera,
Renovando a mi llano en su metabolismo.
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