Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Mirar el rÃo hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro rÃo,
saber que nos perdemos como el rÃo
y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche , que se llama sueño.
Ver en el dÃa o en el año un sÃmbolo
de los dÃas del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor, y un sÃmbolo,
ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesÃa
que es inmortal y pobre. La poesÃa
vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
También es como el rÃo interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el rÃo interminable.
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