Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Dónde tú no estuvieras,
como en este recinto, cercada por la vida,
en cualquier paradero, conocido o distante,
leerÃa tu nombre.
AquÃ, cuando empezaste a vivir para el mármol,
cuando se abrió a la sombra tu cuerpo desgarrado,
pusieron una fecha: diecisiete de marzo. Y suspiraron
tranquilos, y rezaron por ti. Te concluyeron.
Alrededor de ti, de lo que fuiste,
en pozos similares, y en funestos estantes,
otros, sal o ceniza, te hacen imperceptible.
Lo miro todo, lo palpo todo:
hierros, urnas, altares,
una antigua vasija, retratos carcomidos por la lluvia,
citas sagradas, nombres,
anillos de latón, sucias coronas, horribles
poesÃas...
Quiero ser familiar con todo esto.
Pero tu nombre sigue aquÃ,
tu ausencia y tu recuerdo
siguen aquÃ.
¡AquÃ!
donde tú no estarÃas,
si una hermosa mañana, con música de flores,
los dioses no te hubieran olvidado.
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