CanciÓn de la noche sola
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Fue mÃa una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.
Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mÃa una noche. No la he vuelto a ver.
Fue la noche sola de una sola estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.
Mi amor no la busca; mi amor no la llama;
la flor desprendida no vuelve a la rama,
y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su reflejo.
Fue mÃa una noche, locamente mÃa:
me quema los labios su sed todavÃa.
Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.
Su amor de una noche sigue siendo mÃo:
la corriente pasa, pero queda el rÃo;
y si ella es la estrella de una noche sola,
yo he sido en su playa la primera ola.
Amor de una noche que ignoró el hastÃo.
Somos las distantes orillas de un rÃo,
entre las que cruza la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.
Amor de una noche: si vuelves un dÃa,
ya no he de sentirte tan loca y tan mÃa.
Más que la tortura de una herida abierta,
mi amor ama el viento que cierra una puerta.
El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en cenizas.
El amor que vuelve, siempre vuelve en vano,
asà como un ciego que tiende la mano.
Amor de una noche sin amanecer:
¡acaso prefiero no volverte a ver!
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Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Fue mÃa una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.
Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mÃa una noche. No la he vuelto a ver.
Fue la noche sola de una sola estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.
Mi amor no la busca; mi amor no la llama;
la flor desprendida no vuelve a la rama,
y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su reflejo.
Fue mÃa una noche, locamente mÃa:
me quema los labios su sed todavÃa.
Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.
Su amor de una noche sigue siendo mÃo:
la corriente pasa, pero queda el rÃo;
y si ella es la estrella de una noche sola,
yo he sido en su playa la primera ola.
Amor de una noche que ignoró el hastÃo.
Somos las distantes orillas de un rÃo,
entre las que cruza la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.
Amor de una noche: si vuelves un dÃa,
ya no he de sentirte tan loca y tan mÃa.
Más que la tortura de una herida abierta,
mi amor ama el viento que cierra una puerta.
El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en cenizas.
El amor que vuelve, siempre vuelve en vano,
asà como un ciego que tiende la mano.
Amor de una noche sin amanecer:
¡acaso prefiero no volverte a ver!
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