El pozo seco
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Dejé mi copa en el brocal maldito.
Grité hacia abajo, hacia el profundo hueco,
pero el coro sarcástico del eco
me devolvió multiplicado el grito.
Llegaba tarde: el pozo estaba seco.
Un gran golpe de viento llenó el pozo,
y, al recorrer su vertical garganta,
en su más honda hondura oà un sollozo,
donde cantaba el agua y ya no canta...
Brillaba entonces la primera estrella,
pero el anochecer amanecÃa
cuando me puse a comparar aquella
profunda sed del pozo con la mÃa.
Y allà dejé mi copa abandonada,
con un tardÃo gesto de homenaje
por quien se supo dar sin pedir nada
al que calmó su sed y siguió el viaje...
Y allÃ, junto al brocal ennegrecido,
y el cubo roto y la inservible rueda,
comprendà que no cabe en el olvido
la ingratitud de un agua que se ha ido
ni el espanto de un pozo que se queda...
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Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Dejé mi copa en el brocal maldito.
Grité hacia abajo, hacia el profundo hueco,
pero el coro sarcástico del eco
me devolvió multiplicado el grito.
Llegaba tarde: el pozo estaba seco.
Un gran golpe de viento llenó el pozo,
y, al recorrer su vertical garganta,
en su más honda hondura oà un sollozo,
donde cantaba el agua y ya no canta...
Brillaba entonces la primera estrella,
pero el anochecer amanecÃa
cuando me puse a comparar aquella
profunda sed del pozo con la mÃa.
Y allà dejé mi copa abandonada,
con un tardÃo gesto de homenaje
por quien se supo dar sin pedir nada
al que calmó su sed y siguió el viaje...
Y allÃ, junto al brocal ennegrecido,
y el cubo roto y la inservible rueda,
comprendà que no cabe en el olvido
la ingratitud de un agua que se ha ido
ni el espanto de un pozo que se queda...
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