Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Amar -nadie lo ignora- viene a ser como un juego:
el juego de dos almas y el juego de dos vidas.
Y hay quien gana y quien pierde. Tal vez
lo sabrás luego,
si yo logro olvidarte pero tú no me olvidas.
Yo sé por qué lo digo. La vida tiene un modo
sutil de detenerse mientras sigue adelante,
y una mujer bonita puede olvidarlo todo
menos su última cita con su primer amante.
Por eso, allá... tan lejos.... en tus tardes de hastÃo,
puede ser que comprendas que el hombre
a quien quisiste
llenó de mariposas tu corazón vacÃo
y de fechas alegres tu calendario triste.
Y como tu pasado no pasó todavÃa
tendrás que recordarme viendo en tu tocador
aquellos espejuelos oscuros con que un dÃa
disimulaste un poco tus ojeras de amor.
Y yo sé que otro dÃa, de rezos y conjuros,
te dirán que me he muerto - yo sé que será asÃ-
y te pondrás los mismos espejuelos oscuros
para que nadie sepa que lloraste por mÃ.
¿ Te gustó este poema? Compártelo: