Emaus
Poema publicado el 02 de Agosto de 2024
En la ruta a Emaús, dos seres desconsolados,
Marchaban sin rumbo, de esperanza despojados.
Dialogaban con pesar, del destino ya marcado,
Ignorando que a su lado, el Salvador ha caminado.
Ese día singular, Cristo a su paso se unía,
Silente en su andar, su tristeza compartía.
Mas un velo les cubría, la visión les impedía,
De ver al Redentor, que con amor les seguía.
En Emaús, no es el fin, es un nuevo comenzar,
Donde el duelo y el pesar, se pueden transformar.
Pues el Señor con su gracia, y su paz sin igual,
Ilumina toda alma, que en sombras pueda andar.
La lección de lo divino, en el sendero se expande,
Oyendo y revelando, a cada corazón grande.
El verbo y el alimento, emblemas de su venida,
Encienden la esperanza, dan sentido a la propia vida.
Al fraccionar el pan, la visión se hace clara,
La creencia florece, y la tristeza se separa.
El Señor resucitado, en lo simple se ha mostrado,
En el acto de compartir, el manjar consagrado.
Vuelven los dos, con el corazón en fiesta,
Anunciando al mundo, la victoria manifiesta.
Nos enseña la historia, en nuestro caminar,
Que en la pena más honda, Él nos viene a salvar.
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Poema publicado el 02 de Agosto de 2024
En la ruta a Emaús, dos seres desconsolados,
Marchaban sin rumbo, de esperanza despojados.
Dialogaban con pesar, del destino ya marcado,
Ignorando que a su lado, el Salvador ha caminado.
Ese día singular, Cristo a su paso se unía,
Silente en su andar, su tristeza compartía.
Mas un velo les cubría, la visión les impedía,
De ver al Redentor, que con amor les seguía.
En Emaús, no es el fin, es un nuevo comenzar,
Donde el duelo y el pesar, se pueden transformar.
Pues el Señor con su gracia, y su paz sin igual,
Ilumina toda alma, que en sombras pueda andar.
La lección de lo divino, en el sendero se expande,
Oyendo y revelando, a cada corazón grande.
El verbo y el alimento, emblemas de su venida,
Encienden la esperanza, dan sentido a la propia vida.
Al fraccionar el pan, la visión se hace clara,
La creencia florece, y la tristeza se separa.
El Señor resucitado, en lo simple se ha mostrado,
En el acto de compartir, el manjar consagrado.
Vuelven los dos, con el corazón en fiesta,
Anunciando al mundo, la victoria manifiesta.
Nos enseña la historia, en nuestro caminar,
Que en la pena más honda, Él nos viene a salvar.
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