Señales
Poema publicado el 10 de Diciembre de 2010
El temblor
involuntario de la mano; la debilidad
del ojo y del oído; el olvido
tenaz de la mente…
son señales que preceden a la decadencia
en la vida de los hombres.
Aunque todas las horas hieren –dicen-,
es la última siempre la que mata.
Por eso,
cuando el hilo tiemble difuso ante la aguja;
cuando las fuerzas se debiliten con el paso
infalible de las décadas, prepárense para vivir
el cumplimiento de una ley inexorable de la vida.
Sólo el amor trasciende el sentimiento
humano de la finitud.
Si la paz del espíritu nos hace fuertes,
el desapego del instinto nos vuelve libres.
Por eso hay hombres,
que aun sabiendo que la vida es un misterio,
nada temen cuando se asoman al abismo
profundo de la muerte.
Estén atentos a las señales ineludibles de la decadencia,
y sepan, que por encima de una ley finita,
prevalecerá siempre la Ley
eterna del corazón.
--oOo--
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Poema publicado el 10 de Diciembre de 2010
El temblor
involuntario de la mano; la debilidad
del ojo y del oído; el olvido
tenaz de la mente…
son señales que preceden a la decadencia
en la vida de los hombres.
Aunque todas las horas hieren –dicen-,
es la última siempre la que mata.
Por eso,
cuando el hilo tiemble difuso ante la aguja;
cuando las fuerzas se debiliten con el paso
infalible de las décadas, prepárense para vivir
el cumplimiento de una ley inexorable de la vida.
Sólo el amor trasciende el sentimiento
humano de la finitud.
Si la paz del espíritu nos hace fuertes,
el desapego del instinto nos vuelve libres.
Por eso hay hombres,
que aun sabiendo que la vida es un misterio,
nada temen cuando se asoman al abismo
profundo de la muerte.
Estén atentos a las señales ineludibles de la decadencia,
y sepan, que por encima de una ley finita,
prevalecerá siempre la Ley
eterna del corazón.
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