Señorita maleducada
Poema publicado el 10 de Diciembre de 2010
De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo…
(Nicolás Guillén)
SEÑORITA MALEDUCADA
Es usted, señorita,
una maleducada.
¿Acaso no le enseñaron a llamar primero
antes de entrar por una puerta?
Jovencita,
irrumpe usted en mi oficina y en mi vida
con esa brisa veinteañera de la que sin duda debería
haberme prevenido antes.
Se presenta ante mí de improviso; me da
los buenos días con gentileza; pero se toma la licencia
de arrojar sobre mi pecho, todas las rosas blancas
de su jardín de primavera.
Soltera, veinticinco años, Directora de marketing
de no recuerdo qué compañía; master en economía,
coche propio, tres idiomas… En su tarjeta de visita
presume usted de credenciales señorita, y sin embargo,
nadie le ha enseñado a traspasar el corazón de un hombre
llamando antes a su puerta.
Y ahora, ¿qué hago yo con este mes de Mayo
derramado en mi camisa? ¿Dónde pongo yo las flores frescas
que crecieron a su paso? Haga el favor de alejarse de mi vida,
y vuelva a entrar de nuevo en mi oficina cuando decline
este sol que deslumbra mi cabeza.
Y al salir, cierre usted la puerta, y llévese consigo
ese rumor de golondrinas que aletean
airosas bajo su falda.
(¡Ey!, jovencita, hágame el favor... ¡regrese usted mañana!
Dejaré la llave puesta y una flor sobre la mesa.
Si promete venir a verme a media tarde, señorita,
no le hará falta llamar a ninguna puerta.
Cuando quiera estar conmigo no le importe
parecer maleducada; simplemente baje la mirada
y siga el rastro de pan caliente que iré dejando como reclamo
para las golondrinas que vuelan
airosas bajo su falda).
--oOo--
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Poema publicado el 10 de Diciembre de 2010
De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo…
(Nicolás Guillén)
SEÑORITA MALEDUCADA
Es usted, señorita,
una maleducada.
¿Acaso no le enseñaron a llamar primero
antes de entrar por una puerta?
Jovencita,
irrumpe usted en mi oficina y en mi vida
con esa brisa veinteañera de la que sin duda debería
haberme prevenido antes.
Se presenta ante mí de improviso; me da
los buenos días con gentileza; pero se toma la licencia
de arrojar sobre mi pecho, todas las rosas blancas
de su jardín de primavera.
Soltera, veinticinco años, Directora de marketing
de no recuerdo qué compañía; master en economía,
coche propio, tres idiomas… En su tarjeta de visita
presume usted de credenciales señorita, y sin embargo,
nadie le ha enseñado a traspasar el corazón de un hombre
llamando antes a su puerta.
Y ahora, ¿qué hago yo con este mes de Mayo
derramado en mi camisa? ¿Dónde pongo yo las flores frescas
que crecieron a su paso? Haga el favor de alejarse de mi vida,
y vuelva a entrar de nuevo en mi oficina cuando decline
este sol que deslumbra mi cabeza.
Y al salir, cierre usted la puerta, y llévese consigo
ese rumor de golondrinas que aletean
airosas bajo su falda.
(¡Ey!, jovencita, hágame el favor... ¡regrese usted mañana!
Dejaré la llave puesta y una flor sobre la mesa.
Si promete venir a verme a media tarde, señorita,
no le hará falta llamar a ninguna puerta.
Cuando quiera estar conmigo no le importe
parecer maleducada; simplemente baje la mirada
y siga el rastro de pan caliente que iré dejando como reclamo
para las golondrinas que vuelan
airosas bajo su falda).
--oOo--
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Compartiendo el poema con tus amigos en facebook ayudas a la difusión de estas bellas creaciones poéticas y ayudas a dar a conocer a los poetas.
