Viaje final
Poema publicado el 09 de Enero de 2010
Seguimos caminando
ahora solos;
como dos hualles en el monte en un otoño
nos quedamos en silencio
esperando que pasen por nosotros
los inviernos, los vientos, las tormentas;
Un día, un rayo iluminará nuestras pupilas
para que en sólo un segundo,
su haz termine todo
y se acabará todo
y los árboles que su sombra nos dieron,
seguirán brotando en las primaveras doradas;
y en la vertiente, manando como siempre
la plateada y vital serpiente de agua viva
De tu piel y de la mía
¿sabrán los nuevos castaños,
que existieron?
A nuestro viaje final
irán tal vez
algunos seres,
que hoy desconocemos
¿Llevarán candelabros dorados
entre su manos?
¿Cómo serán las amapolas?
¿Existirán flores de tu agrado?
Como los piélagos de un mar
del sur del mundo,
irán abriéndose mil alas
entre sinfonías silvestres…
las mismas que nos alegraron
hasta los más crudos inviernos
…Acá en la tierra
en nuestro jardín,
los encinos
¿Habrán botado todas las hojas en otoño?
Un colibrí
seguirá sobre sus alas
como un helicóptero
sosteniéndose
avanzando
retrocediendo
para seguir libando
cada flor de aquella
planta que siempre tú regaste
A ese entonces,
en la dimensión en que estaremos,
los colibríes serán
un millón de estrellas delirantes…
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Poema publicado el 09 de Enero de 2010
Seguimos caminando
ahora solos;
como dos hualles en el monte en un otoño
nos quedamos en silencio
esperando que pasen por nosotros
los inviernos, los vientos, las tormentas;
Un día, un rayo iluminará nuestras pupilas
para que en sólo un segundo,
su haz termine todo
y se acabará todo
y los árboles que su sombra nos dieron,
seguirán brotando en las primaveras doradas;
y en la vertiente, manando como siempre
la plateada y vital serpiente de agua viva
De tu piel y de la mía
¿sabrán los nuevos castaños,
que existieron?
A nuestro viaje final
irán tal vez
algunos seres,
que hoy desconocemos
¿Llevarán candelabros dorados
entre su manos?
¿Cómo serán las amapolas?
¿Existirán flores de tu agrado?
Como los piélagos de un mar
del sur del mundo,
irán abriéndose mil alas
entre sinfonías silvestres…
las mismas que nos alegraron
hasta los más crudos inviernos
…Acá en la tierra
en nuestro jardín,
los encinos
¿Habrán botado todas las hojas en otoño?
Un colibrí
seguirá sobre sus alas
como un helicóptero
sosteniéndose
avanzando
retrocediendo
para seguir libando
cada flor de aquella
planta que siempre tú regaste
A ese entonces,
en la dimensión en que estaremos,
los colibríes serán
un millón de estrellas delirantes…
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