Sobre unos lirios
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
(APUNTES)
I
Mancebos como prÃncipes,
os habéis alejado del jardÃn
y crecéis en mi alma,
en algún oculto declive.
Morados y blancos, malvas y amarillos
son los colores de vuestras vestiduras,
y espolvoreados de plata
desafiais al tiempo.
Cuando sopla la brisa
de mi corazón enamorado,
sonreÃs lentamente
como si recordarais.
II
Os llevaba conmigo,
como un manojo de prÃncipes
que rodean al maestro
en el ejercicio de la mañana.
Luego engalanabais
mi mÃsera vivienda,
pero vuestros verdes espadines
me recordaban nuestra distancia.
III
Os amo,
flores lejanas,
jóvenes reyes
del monte misterioso.
Comprendo que hayáis huido
del jardÃn y su gente;
nada atrae allÃ
a vuestra altiva sencillez.
Entre estas cuatro paredes,
¿os resultaré un triste inoportuno?
Y sin embargo vuestro dulce aroma
me llega como la respiración de un amigo.
IV
Desde muchos años,
nadie habÃa sabido acompañarme
con esta gentileza
que me cautiva.
Cautivadores sois,
inexpresables,
y vuestra presencia ha sido en estos dÃas
como el sueño de mi juventud.
Cuando la pálida púrpura
del capullo se aje,
¿qué imagen entristecedora
os llevaréis de m�
V
Os puse junto al recuerdo
de una jovencilla desaparecida,
porque me gusta rodearme
de seres que no dañan al amor.
Quizás entre ella y vosotros
hay un diálogo inefable
que yo nunca entenderÃa,
porque soy un hombre.
De "Las iusiones"
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
(APUNTES)
I
Mancebos como prÃncipes,
os habéis alejado del jardÃn
y crecéis en mi alma,
en algún oculto declive.
Morados y blancos, malvas y amarillos
son los colores de vuestras vestiduras,
y espolvoreados de plata
desafiais al tiempo.
Cuando sopla la brisa
de mi corazón enamorado,
sonreÃs lentamente
como si recordarais.
II
Os llevaba conmigo,
como un manojo de prÃncipes
que rodean al maestro
en el ejercicio de la mañana.
Luego engalanabais
mi mÃsera vivienda,
pero vuestros verdes espadines
me recordaban nuestra distancia.
III
Os amo,
flores lejanas,
jóvenes reyes
del monte misterioso.
Comprendo que hayáis huido
del jardÃn y su gente;
nada atrae allÃ
a vuestra altiva sencillez.
Entre estas cuatro paredes,
¿os resultaré un triste inoportuno?
Y sin embargo vuestro dulce aroma
me llega como la respiración de un amigo.
IV
Desde muchos años,
nadie habÃa sabido acompañarme
con esta gentileza
que me cautiva.
Cautivadores sois,
inexpresables,
y vuestra presencia ha sido en estos dÃas
como el sueño de mi juventud.
Cuando la pálida púrpura
del capullo se aje,
¿qué imagen entristecedora
os llevaréis de m�
V
Os puse junto al recuerdo
de una jovencilla desaparecida,
porque me gusta rodearme
de seres que no dañan al amor.
Quizás entre ella y vosotros
hay un diálogo inefable
que yo nunca entenderÃa,
porque soy un hombre.
De "Las iusiones"
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Amor
Amistad
Familia
Poemas de Cumpleaños
Poemas de San ValentÃn o
DÃa de los Enamorados
Poemas del DÃa de la Mujer
Poemas del DÃa de las Madres
Poemas del DÃa de los Padres
Poemas de Navidad
Poemas de Halloween
Infantiles
Perdón
Religiosos
Tristeza y Dolor
Desamor
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