Primeras impresiones
Poema publicado el 10 de Marzo de 2012
Desde el primer instante, efímero,
Que puse mis ojos en ti,
Supo mi corazón, cuán frívolo,
Se había vestido su sentir.
Ternura,
No había más que ternura en tu mirada,
Y al mismo tiempo,
Me dejaba completamente ilusionada.
Supo mi ser, cuán cálido,
Era recordar los besos de ayer,
Cuando sobrepusiste tus dulces labios,
Sobre los míos, entonces, por placer.
La verdad es que no quise ese beso,
Hasta que vino sin avisar,
Y así se abrió paso al comienzo,
De una relación más jactanciosa que el zar.
Mi ser se posó en ti,
Como una ligera mariposa,
Cuyo pequeño corazón da a su latir,
Una forma claustra y hermosa.
Aprendí a quererte,
A querer todo de ti,
A enamorarme nuevamente,
Y a nuevas cosas sentir.
Aprendí a dejar de esclavizarme,
A dejarme querer,
A todo de mi, entregarte,
Y a recordar lo que solía ser.
¡Cuán errónea, antes, estaba!,
Al pensar que nací para la luna,
Ahora sé que también puedo ser amada,
Sin coincidencias ni fortuna.
Y ahora, a pesar de llevar un muro sobre mí,
Sigo adelante, sonriente y feliz,
No tengo razón para detenerme o dejar de sentir,
Todo este cariño inmenso que siento por ti.
Dulcemente, te daré mi mano,
Porque sé que cuidarás de mí,
Sé que lo que hago no será en vano,
Porque confío, plenamente, en ti.
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Poema publicado el 10 de Marzo de 2012
Desde el primer instante, efímero,
Que puse mis ojos en ti,
Supo mi corazón, cuán frívolo,
Se había vestido su sentir.
Ternura,
No había más que ternura en tu mirada,
Y al mismo tiempo,
Me dejaba completamente ilusionada.
Supo mi ser, cuán cálido,
Era recordar los besos de ayer,
Cuando sobrepusiste tus dulces labios,
Sobre los míos, entonces, por placer.
La verdad es que no quise ese beso,
Hasta que vino sin avisar,
Y así se abrió paso al comienzo,
De una relación más jactanciosa que el zar.
Mi ser se posó en ti,
Como una ligera mariposa,
Cuyo pequeño corazón da a su latir,
Una forma claustra y hermosa.
Aprendí a quererte,
A querer todo de ti,
A enamorarme nuevamente,
Y a nuevas cosas sentir.
Aprendí a dejar de esclavizarme,
A dejarme querer,
A todo de mi, entregarte,
Y a recordar lo que solía ser.
¡Cuán errónea, antes, estaba!,
Al pensar que nací para la luna,
Ahora sé que también puedo ser amada,
Sin coincidencias ni fortuna.
Y ahora, a pesar de llevar un muro sobre mí,
Sigo adelante, sonriente y feliz,
No tengo razón para detenerme o dejar de sentir,
Todo este cariño inmenso que siento por ti.
Dulcemente, te daré mi mano,
Porque sé que cuidarás de mí,
Sé que lo que hago no será en vano,
Porque confío, plenamente, en ti.
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