Nuestro encuentro
Poema publicado el 21 de Octubre de 2009
Todavía lo recuerdo como si fuera hoy, tanto tiempo habíamos hablado por teléfono, planeando nuestro primer encuentro.
Que fue lo más extraordinario que nadie haya vivido jamás, tu y yo en ese cuarto, sin saber como
Habíamos llegado allí.
Y recuerdo como me encontraba en tus brazos, sintiendo el temblor de mi cuerpo, como si quisiera fundirme y desaparecer en ti.
Y de pronto me levantaste mi barbilla para mirarme, con una mezcla de emoción atravesando tus hermosos ojos azules. Y fue demasiado tarde para ignorar tus labios entreabiertos y la expresión suplicante de tu mirada.
No podía negar que te deseaba, y por fin juntaste tus labios con los míos, y no disimule el gemido que deje escapar de mi garganta que me hizo perder definitivamente la cabeza.
Y solo eso basto, para deslizarme en la cama, sin dejar de besarme y yo respondiendo inmediatamente a tus besos.
Empezamos a entrelazarnos, desprendiendo botones y cremalleras, y casi sin darte cuenta te saque la camisa, dando vueltas en esa cama.
Una vez que nos deshicimos de todo esa ropa, mis manos te recorrieron sin dejar ni un solo musculo sin acariciar, bajaste la cabeza hasta alcanzar mis pechos y la tibiesa de tu lengua siguió descendiendo por la suavidad de mi piel hasta llegar a mi vientre. No se escuchaba mas nada en esa habitación que los gemidos de placer escapados de nuestras bocas.
Tú encima mio llenándome de pasión, te deslizaste dentro de mí. Tuve que aferrarme a ti para contener un clímax inmediato. En una posesión irracional, mi cuerpo se movía debajo del tuyo, como si quisiera todo de una vez.
Tu cara húmeda, llena de mis labios, rozaban mi cara, con los impulsos de tu cuerpo contra el mío,
Desaciendonos con los interminables espasmos que nos recorrian nuestros cuerpos, haciéndonos hundir en un orgasmo compartido.
Y solo la claridad que entraba por la ventana nos hizo notar que habíamos viajado en el tiempo.
Solo las miradas hablaban, el deseo, la pasión y el amor que nos hizo unir.
Aun recuerdo, este inolvidable encuentro.
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Poema publicado el 21 de Octubre de 2009
Todavía lo recuerdo como si fuera hoy, tanto tiempo habíamos hablado por teléfono, planeando nuestro primer encuentro.
Que fue lo más extraordinario que nadie haya vivido jamás, tu y yo en ese cuarto, sin saber como
Habíamos llegado allí.
Y recuerdo como me encontraba en tus brazos, sintiendo el temblor de mi cuerpo, como si quisiera fundirme y desaparecer en ti.
Y de pronto me levantaste mi barbilla para mirarme, con una mezcla de emoción atravesando tus hermosos ojos azules. Y fue demasiado tarde para ignorar tus labios entreabiertos y la expresión suplicante de tu mirada.
No podía negar que te deseaba, y por fin juntaste tus labios con los míos, y no disimule el gemido que deje escapar de mi garganta que me hizo perder definitivamente la cabeza.
Y solo eso basto, para deslizarme en la cama, sin dejar de besarme y yo respondiendo inmediatamente a tus besos.
Empezamos a entrelazarnos, desprendiendo botones y cremalleras, y casi sin darte cuenta te saque la camisa, dando vueltas en esa cama.
Una vez que nos deshicimos de todo esa ropa, mis manos te recorrieron sin dejar ni un solo musculo sin acariciar, bajaste la cabeza hasta alcanzar mis pechos y la tibiesa de tu lengua siguió descendiendo por la suavidad de mi piel hasta llegar a mi vientre. No se escuchaba mas nada en esa habitación que los gemidos de placer escapados de nuestras bocas.
Tú encima mio llenándome de pasión, te deslizaste dentro de mí. Tuve que aferrarme a ti para contener un clímax inmediato. En una posesión irracional, mi cuerpo se movía debajo del tuyo, como si quisiera todo de una vez.
Tu cara húmeda, llena de mis labios, rozaban mi cara, con los impulsos de tu cuerpo contra el mío,
Desaciendonos con los interminables espasmos que nos recorrian nuestros cuerpos, haciéndonos hundir en un orgasmo compartido.
Y solo la claridad que entraba por la ventana nos hizo notar que habíamos viajado en el tiempo.
Solo las miradas hablaban, el deseo, la pasión y el amor que nos hizo unir.
Aun recuerdo, este inolvidable encuentro.
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