Señora
Poema publicado el 18 de Marzo de 2009
Usted es la dulce esclavitud de mi mirada
Eterna homilía de mis tertulias
Paisaje de mis balcones
Mujer de la divina providencia
De siete lustros.
Usted llena de Vida
Me concede la muerte en cada aparición
Bello es su pelo, bello es su rostro
Imponente su cuerpo
Portador de atributos innumerables
Que son el pecado capital de mis miradas
Y del vago andar de mi imaginación
Ausencia de sentido común
Abundancia del desamor.
Me Condena con su pasar
Pues mi alma se hace impura al delirar
Y por las noches la hago mía
Con el consuelo adolescente
¡Sólo imagine!
Pues usted señora debe saber
Que es la culpable
De mis locuras, de mis trasnoches
De mis tantos…no sé qué
Y aunque su amor ya tiene dueño quiero que sepa
Que con sus altas cumbres sueño
Besar sus labios de miel madura es mi deseo
Comer entre sus ingles
El fruto del manzano prohibido
Y desembarcar dentro de usted toda esta pasión
Seria mi dicha.
No dude usted señora
Que aunque he pecado
Con mis consuelos, son mis arrebatos
He confirmado mi fe en Dios
Pues creo firmemente el la reencarnación
Y hasta le he pedido al señor
Que en la otra vida por compasión
Me conceda ser el dueño de tu corazón.
Poema publicado el 18 de Marzo de 2009
Usted es la dulce esclavitud de mi mirada
Eterna homilía de mis tertulias
Paisaje de mis balcones
Mujer de la divina providencia
De siete lustros.
Usted llena de Vida
Me concede la muerte en cada aparición
Bello es su pelo, bello es su rostro
Imponente su cuerpo
Portador de atributos innumerables
Que son el pecado capital de mis miradas
Y del vago andar de mi imaginación
Ausencia de sentido común
Abundancia del desamor.
Me Condena con su pasar
Pues mi alma se hace impura al delirar
Y por las noches la hago mía
Con el consuelo adolescente
¡Sólo imagine!
Pues usted señora debe saber
Que es la culpable
De mis locuras, de mis trasnoches
De mis tantos…no sé qué
Y aunque su amor ya tiene dueño quiero que sepa
Que con sus altas cumbres sueño
Besar sus labios de miel madura es mi deseo
Comer entre sus ingles
El fruto del manzano prohibido
Y desembarcar dentro de usted toda esta pasión
Seria mi dicha.
No dude usted señora
Que aunque he pecado
Con mis consuelos, son mis arrebatos
He confirmado mi fe en Dios
Pues creo firmemente el la reencarnación
Y hasta le he pedido al señor
Que en la otra vida por compasión
Me conceda ser el dueño de tu corazón.
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