Te sobreviví
Poema publicado el 05 de Agosto de 2021
Te sobreviví
Me muevo al compás de tus palabras,
que me tejieron telarañas,
de un lado a otro,
sin moverme de estas cuatro paredes.
Escucho historias de asesinos,
y ninguna me la creo,
porque nadie puede hacerme daño,
porque amarte a ti,
fue un acto suicida.
No habito mi propio cuerpo,
no tengo ojos para mirar,
tengo el corazón endurecido,
mis manos no pueden tocarme,
porque comienzo a gritar.
Tu reflejo sale en cada lugar,
en nuestra cocina,
en nuestra cama,
no paro de pensar en las veces que te tuve y podía abrazarte.
Las copas de vino suplican tu regreso aún después de los disparos,
mis labios se han quedado secos de tanta espera,
y lo peor de todo es que te odio tanto...
como nunca pensé amar a alguien.
Tengo nidos incrustados en medio del pecho,
no puedo deshacerme de ellos, no puedo,
como no he podido desenredar los pájaros que están en mi cabello,
no logro enjaularlos, vencejos malvados,
no me gustan los barrotes, tampoco los candados.
Quiero liberarme de tu recuerdo,
borrar tu cara de mi memoria,
quiero soltar las cadenas que me atan a ti,
pero es que no estoy presa y las cadenas no existen.
Para ti no fui más que una turista,
un ave de paso,
y tu el pirata que robaba...
cada una de mis emociones sin contemplación.
No fui ni la sombra de una poeta en tu vida,
he naufragado, soy una sobreviviente,
de un amor que viaja con cuchillos en sus manos,
que desangra las venas pero no las vacía nunca.
Y aunque ahora me duele,
y me escuecen las células,
voy a salir de esto,
con coraza nueva al corazón,
medidas de seguridad antirrobo,
y una trinchera de refugio para cualquier atentado terrorista,
porque si hay más gente como tú...
no las quiero cerca.
Y si, vivirte es decir,
«te sobreviví»
Maresah
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Poema publicado el 05 de Agosto de 2021
Te sobreviví
Me muevo al compás de tus palabras,
que me tejieron telarañas,
de un lado a otro,
sin moverme de estas cuatro paredes.
Escucho historias de asesinos,
y ninguna me la creo,
porque nadie puede hacerme daño,
porque amarte a ti,
fue un acto suicida.
No habito mi propio cuerpo,
no tengo ojos para mirar,
tengo el corazón endurecido,
mis manos no pueden tocarme,
porque comienzo a gritar.
Tu reflejo sale en cada lugar,
en nuestra cocina,
en nuestra cama,
no paro de pensar en las veces que te tuve y podía abrazarte.
Las copas de vino suplican tu regreso aún después de los disparos,
mis labios se han quedado secos de tanta espera,
y lo peor de todo es que te odio tanto...
como nunca pensé amar a alguien.
Tengo nidos incrustados en medio del pecho,
no puedo deshacerme de ellos, no puedo,
como no he podido desenredar los pájaros que están en mi cabello,
no logro enjaularlos, vencejos malvados,
no me gustan los barrotes, tampoco los candados.
Quiero liberarme de tu recuerdo,
borrar tu cara de mi memoria,
quiero soltar las cadenas que me atan a ti,
pero es que no estoy presa y las cadenas no existen.
Para ti no fui más que una turista,
un ave de paso,
y tu el pirata que robaba...
cada una de mis emociones sin contemplación.
No fui ni la sombra de una poeta en tu vida,
he naufragado, soy una sobreviviente,
de un amor que viaja con cuchillos en sus manos,
que desangra las venas pero no las vacía nunca.
Y aunque ahora me duele,
y me escuecen las células,
voy a salir de esto,
con coraza nueva al corazón,
medidas de seguridad antirrobo,
y una trinchera de refugio para cualquier atentado terrorista,
porque si hay más gente como tú...
no las quiero cerca.
Y si, vivirte es decir,
«te sobreviví»
Maresah
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