Madre
Poema publicado el 02 de Mayo de 2013
Madre… que poder el tuyo de calmar mis ansias de niño, un dulce, un dulce de tus manos lo tuvo.
Madre… cuando en mis ojos se reflejó el miedo a las sombras de la noche, a los nogmos, chaneques o duendes, el poder de tus brazos, el tibio regazo y la cercanía de tu bondadoso corazón me dieron reposo.
Madre… cuando mis primeras letras y números fueron mi obstáculo, fuiste mi maestra buena, amable, sincera.__ aprenderás hijito, aprenderás. Me decías. Y con esa firmeza inspirada por ti, me iba a la escuela con gran valentía.
Madre… cuando en mis prematuros aires de hombre veía a las chicas, recuerdo me decías__ calma hijito, calma; y cuando ellas rompían mi aventurado y frágil corazón, con tu tibio abrazo me dabas firmeza.
Después… madre, cuando me fui de tu lado dispuesto a instruirme, pude ver tu corazón lastimado, gruesas lagrimas escurriendo en tu rostro; pero, diciendo_ aquí estaré esperando tu gloria.
Aquel mi regreso anhelado, madre, fue al lado de una joven y un hermoso bebé, al mirarnos tu faz se ilumino, complaciente, casi divino.
Ante todo esto solo me queda decir ¡GRACIAS MADRE, GRACIAS ¡
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Poema publicado el 02 de Mayo de 2013
Madre… que poder el tuyo de calmar mis ansias de niño, un dulce, un dulce de tus manos lo tuvo.
Madre… cuando en mis ojos se reflejó el miedo a las sombras de la noche, a los nogmos, chaneques o duendes, el poder de tus brazos, el tibio regazo y la cercanía de tu bondadoso corazón me dieron reposo.
Madre… cuando mis primeras letras y números fueron mi obstáculo, fuiste mi maestra buena, amable, sincera.__ aprenderás hijito, aprenderás. Me decías. Y con esa firmeza inspirada por ti, me iba a la escuela con gran valentía.
Madre… cuando en mis prematuros aires de hombre veía a las chicas, recuerdo me decías__ calma hijito, calma; y cuando ellas rompían mi aventurado y frágil corazón, con tu tibio abrazo me dabas firmeza.
Después… madre, cuando me fui de tu lado dispuesto a instruirme, pude ver tu corazón lastimado, gruesas lagrimas escurriendo en tu rostro; pero, diciendo_ aquí estaré esperando tu gloria.
Aquel mi regreso anhelado, madre, fue al lado de una joven y un hermoso bebé, al mirarnos tu faz se ilumino, complaciente, casi divino.
Ante todo esto solo me queda decir ¡GRACIAS MADRE, GRACIAS ¡
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Compartiendo el poema con tus amigos en facebook ayudas a la difusión de estas bellas creaciones poéticas y ayudas a dar a conocer a los poetas.