El ojo de la aguja
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
VII
Al amor llegué con un grito de seda
y puse las dos mejillas,
el cuerpo y la conciencia.
Nada quedó de mÃ,
ni siquiera una carta,
ni siquiera un espejo en donde reconocerme.
Mas aprendà a pasar
por el ojo de la aguja,
es decir a perdonar sinceramente.
A dejar la piel en el alambre,
a dolerme desde los pies
a la cabeza.
Lo perdà todo.
Y cuando entendà que no sabÃa defenderme de la gente,
respondà con una bofetada de ternura,
porque yo sé
que sólo los dulces heredarán la tierra.
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
VII
Al amor llegué con un grito de seda
y puse las dos mejillas,
el cuerpo y la conciencia.
Nada quedó de mÃ,
ni siquiera una carta,
ni siquiera un espejo en donde reconocerme.
Mas aprendà a pasar
por el ojo de la aguja,
es decir a perdonar sinceramente.
A dejar la piel en el alambre,
a dolerme desde los pies
a la cabeza.
Lo perdà todo.
Y cuando entendà que no sabÃa defenderme de la gente,
respondà con una bofetada de ternura,
porque yo sé
que sólo los dulces heredarán la tierra.
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Religiosos
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