Inmortal - Poemas de Miguel Angel Núñez Báez ( Micky )

Inmortal
Poema publicado el 25 de Enero de 2009

Con cada pasar de los minutos mis ojos no contienen las ganas de llorar cuando una partecita infinita de tu recuerdo invade mi mente, cada beso, cada mirada se incrusta en mi corazón como una daga de ilusiones que parecen perderse en el vacío de mi alma, en lo profundo de mi ser, en lo oscuro de mi suerte.

Te extraño tanto que me olvido hasta de pensar en mi, cada paso que doy es como un suplicio que lanza tus recuerdos para burlarse de mi soledad y dejarme en la agonía de mirar hacia el pasado, con un presente desolado y un futuro tristemente incierto y gris contemplando tu tormentosa ausencia. Seria capaz hasta de rogarle a no sé quien que me concediera el milagro de tenerte a mi lado, de abrazarte y que me abraces, de susurrarle al tiempo que no pudo apartarte por siempre de mí, de gritarle al mundo que volví a encontrar el motivo sin el cual era imposible mi irrelevante existencia.

Ni lagrimas, ni milagros, ni historias, no me sirven de nada sabiendo que no estas aquí, y que nunca mas estarás. El desierto de mis sentimientos nunca mas volverá a saber de tus tormentas de dulzuras, de tus diluvios de ternuras, de tus calmas y locuras, aquel que un día vivió por tu sonrisa, hoy muere por culpa de tu silencio.

No estas, y eso me arruina la existencia, cada día salgo a la calle con esperanzas de que un onírico sendero te devuelva a mí, tal como aquel maligno tiempo te aparto de mi lado, con todas aquellas ilusiones, con todos esos sueños que teníamos, pero por sobre todo con el mismo amor que nos teníamos antes de ver brotar la semilla de mi maldita soledad.

Y estoy aquí, esperando el día, contando los segundos, construyendo una tonelada de sentimientos para entregártelas cuando vuelvas, sosteniendo en mis brazos aquellos que ya murieron pero que la reviviremos juntos; y aquí en este sitio retornar a ser los mismos de aquel tiempo, aquellos que reían, aquellos que vivían, aquellos que eran felices con cada amanecer sabiendo que estábamos bajo un mismo cielo, cielo que era el medidor exacto de nuestro amor ya que te amaba infinitamente.

Te esperare sin cansancio, con mis lagrimas y con estas líneas que han de opacar hasta el mas humilde sentimiento en tu mirar, y con el mar en pequeñas gotas rodando por mis mejillas aguardare hasta el final, ni frío, ni calor, ni lluvia, ni tempestades lograran que este amor tan sincero desista de esperarte.

                                                                        Miguel Angel



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