Presentimiento
Poema publicado el 02 de Abril de 2012
¡Mírame!
Mis ojos hoy te miran de una forma diferente.
¡Mírame!
Hoy no está mi rostro como lo ha estado siempre.
Si tan sólo hoy me vieras, dirías que estoy raro
y que una extraña apariencia, hoy baña mi frente.
¡Mírame!
Hoy quiero que me mires;
pero, tú, acostumbrada a verme,
a tenerme cerca infinidad de veces,
no me miras y de manera inconsciente,
esquivas el amor que dentro de mí se mece.
¡Escúchame!
Hoy, por favor, escúchame.
Mi voz, la voz que siempre oíste,
mañana será viento,
silencio que estremece.
Mis palabras,
aquéllas que cansan hoy tus sienes,
con sus formas aburridas y tristes,
después de hoy, has de extrañarlas
y te herirán la mente.
¡Escúchame!
Pero, tú, acostumbrada a oírme,
prefieres escuchar mi voz, indiferente,
e ignoras la angustia, que dentro de mí crece.
¡Abrázame!
Ven o deja que te abrace,
no huyas del calor que mi cuerpo hoy quiere darte.
Mis manos, si aprisionar quieren las tuyas,
por favor, no las apartes.
Y si me abrazas, de abrazarme no te canses.
Si supieras cuánto amor me roba el aire,
¡Ay! Y si supieras, que quisiera yo gritarte.
¡Mírame! ¡Escúchame! ¡Abrázame! ¡Siénteme!
Y no sé por qué,
es como si mañana, fuera yo a marcharme
y, colmado de instinto, quiero, hoy, despedirme,
¡Adiós! Diciendo, para siempre.
¡Entiéndeme!
Si llevo tristes los ojos al caer de esta tarde.
Si logras notar en mi alma,
la amargura de llevar un vacío muy grande.
Si me llora el corazón
y me ahoga con sus lágrimas de sangre.
¡Entiéndeme! ¡Entiéndeme!
Antes que el día se acabe,
antes que se hunda la tarde,
antes que mi corazón calle…
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Poema publicado el 02 de Abril de 2012
¡Mírame!
Mis ojos hoy te miran de una forma diferente.
¡Mírame!
Hoy no está mi rostro como lo ha estado siempre.
Si tan sólo hoy me vieras, dirías que estoy raro
y que una extraña apariencia, hoy baña mi frente.
¡Mírame!
Hoy quiero que me mires;
pero, tú, acostumbrada a verme,
a tenerme cerca infinidad de veces,
no me miras y de manera inconsciente,
esquivas el amor que dentro de mí se mece.
¡Escúchame!
Hoy, por favor, escúchame.
Mi voz, la voz que siempre oíste,
mañana será viento,
silencio que estremece.
Mis palabras,
aquéllas que cansan hoy tus sienes,
con sus formas aburridas y tristes,
después de hoy, has de extrañarlas
y te herirán la mente.
¡Escúchame!
Pero, tú, acostumbrada a oírme,
prefieres escuchar mi voz, indiferente,
e ignoras la angustia, que dentro de mí crece.
¡Abrázame!
Ven o deja que te abrace,
no huyas del calor que mi cuerpo hoy quiere darte.
Mis manos, si aprisionar quieren las tuyas,
por favor, no las apartes.
Y si me abrazas, de abrazarme no te canses.
Si supieras cuánto amor me roba el aire,
¡Ay! Y si supieras, que quisiera yo gritarte.
¡Mírame! ¡Escúchame! ¡Abrázame! ¡Siénteme!
Y no sé por qué,
es como si mañana, fuera yo a marcharme
y, colmado de instinto, quiero, hoy, despedirme,
¡Adiós! Diciendo, para siempre.
¡Entiéndeme!
Si llevo tristes los ojos al caer de esta tarde.
Si logras notar en mi alma,
la amargura de llevar un vacío muy grande.
Si me llora el corazón
y me ahoga con sus lágrimas de sangre.
¡Entiéndeme! ¡Entiéndeme!
Antes que el día se acabe,
antes que se hunda la tarde,
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