Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Una ma帽ana iba yo por la pedregosa carretera,
cuando espada en mano, lleg贸 el Rey en su carroza.
"隆Me vendo!", grit茅. el Rey me cogi贸 de la mano y me dijo:
"Soy poderoso, puedo comprarte." Pero de nada le vali贸 su poder铆o
y se volvi贸 sin m铆 en su carroza.
Las casas estaban cerradas en el sol del mediod铆a
y yo vagaba por el callej贸n retorcido
cuando un viejo cargado con un saco de oro me sali贸 al encuentro.
Dud贸 un momento, y me dijo: "Soy rico, puedo comprarte."
Una a una ponder贸 sus monedas. Pero yo le volv铆 la espalda y me fui.
Anochec铆a y el seto del jard铆n estaba todo en flor.
Una muchacha gentil apareci贸 delante de m铆, y me dijo:
"Te compro con mi sonrisa." Pero su sonrisa palideci贸
y se borr贸 en sus l谩grimas. Y se volvi贸 sola otra vez a la sombra.
El sol reluc铆a en la arena y las olas del mar romp铆an caprichosamente.
Un ni帽o estaba sentado en la playa jugando con las conchas.
Levant贸 la cabeza y, como si me conociera, me dijo:
"Puedo comprarte con nada." Desde que hice este trato jugando, soy libre.
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