Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
¡Te quiero!, -me dijiste,
y la flor de tu mano
puso un arpegio triste
sobre el viejo piano.
( En al ventana oscura
la lluvia sonreÃa...
Tamboril de dulzura.
Gong de melancolÃa.)
-¿Me querrÃas tú lo mismo?-
Y en tu voz apagada
hubo un dulce lirismo
de magnolia tronchada.
( La lluvia proseguÃa
llorando en los cristales...
Cortina de agonÃa.
Guadaña de rosales.)
-¡Para toda la vida!-,
te dije sonriente.
Y una estrella encendida
te iluminó la frente.
( La lluvia proseguÃa
llamando en la ventana
con una melodÃa
antigua de pavana.)
Después, casi llorando,
yo te dije: -¡Te quiero!-
Y me quedé mirando
tus pupilas de acero.
-¡Para toda la vida!-
dijiste sonriente,
y una duda escondida
me atravesó la frente.
( En la ventana oscura
la lluvia proseguÃa
rimando su amargura
con la amargura mÃa.)
¿ Te gustó este poema? Compártelo: