Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
A Rafael López
Mi corazón, leal, se amerita en la sombra.
Yo lo sacara al dÃa, como lengua de fuego
que se saca de un Ãnfimo purgatorio a la luz;
y al oÃrlo batir su cárcel, yo me anego
y me hundo en la ternura remordida de un padre
que siente, entre sus brazos, latir un hijo ciego.
Mi corazón, leal, se amerita en la sombra.
Placer, amor, dolor... todo le es ultraje
y estimula su cruel carrera logarÃtmica,
sus ávidas mareas y su eterno oleaje.
Mi corazón, leal, se amerita en la sombra.
Es la mitra y la válvula... Yo me lo arrancarÃa
para llevarlo en triunfo a conocer el dÃa,
la estola de violetas en los hombros del alba,
el cÃngulo morado de los atardeceres,
los astros, y el perÃmetro jovial de las mujeres.
Mi corazón, leal, se amerita en la sombra.
Desde una cumbre enhiesta yo lo he de lanzar
como sangriento disco a la hoguera solar.
Asà extirparé el cáncer de mi fatiga dura,
seré impasible por el Este y el Oeste,
asistiré con una sonrisa depravada
a las ineptitudes de la inepta cultura,
y habrá en mi corazón la llama que le preste
el incendio sinfónico de la esfera celeste.
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