Hablan las novias...2
Poema publicado el 10 de Octubre de 2015
La mujer cerró las piernas. Era la última de sus criaturas un siniestro adefesio. Nada podía el Mal pedirle a cambio. Nada el Bien. Quiso disuadirlo con palabras que afirmaran que el mundo es un lugar seguro. Pero la criatura salió esa noche a despedirse de la vida. Y el mundo y la vida fueron para él un brutal acontecimiento. La mujer había fallado. En todo. Solo bastaba procrear otra fiera lo suficientemente hermosa. Una fierecilla que hallara entre sus piernas un atajo. Y sucedió el milagro. Porque tuvo la certeza de quien lleva un fruto y la semilla como alimento para creer en si mismo. Toma la carnada y antes de cebarla cierra las piernas. Nuevamente ha comenzado a crecerle un niño sin sospechar siquiera que el celador devora solo criaturas hermosas.
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Poema publicado el 10 de Octubre de 2015
La mujer cerró las piernas. Era la última de sus criaturas un siniestro adefesio. Nada podía el Mal pedirle a cambio. Nada el Bien. Quiso disuadirlo con palabras que afirmaran que el mundo es un lugar seguro. Pero la criatura salió esa noche a despedirse de la vida. Y el mundo y la vida fueron para él un brutal acontecimiento. La mujer había fallado. En todo. Solo bastaba procrear otra fiera lo suficientemente hermosa. Una fierecilla que hallara entre sus piernas un atajo. Y sucedió el milagro. Porque tuvo la certeza de quien lleva un fruto y la semilla como alimento para creer en si mismo. Toma la carnada y antes de cebarla cierra las piernas. Nuevamente ha comenzado a crecerle un niño sin sospechar siquiera que el celador devora solo criaturas hermosas.
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