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Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Esta es mi vida tal como la soñé en otro tiempo:
un largo muro de barro perfumado y rojizo
que rodea un espeso jardÃn,
árboles cuyas ramas se besan en el agua,
pavos reales en la penumbra de las magnolias,
y sol, y lluvia, y luna, y viento, y sombra,
y una alegrÃa profunda como cicuta,
extraña, como eléboro,
y mis labios abrasadoramente aspirando las flores
igual que aves de pétalos o pestañas de grácil durmiente.
Mira, toca mi corazón ahogado bajo rosas salvajes.
Ni yo mismo llegué hasta su centro misterioso
por miedo a extraviarme
y no saber volver al claro cielo desde el cual, cruel vigÃa,
diviso el odio, el gesto cruel, la torpe ley,
la ironÃa...
Pero tú penetraste hasta lo impenetrable
como sonido puro de una flor destrozada
y allà te confundiste al velado silencio
recogido en sà mismo como un agua de siglos
a fin de que el jardÃn secreto y como ausente
jamás se delatara por la luna o el pájaro.
Entonces yo no supe que lo habitabas tú,
¡ay!, como los espejos siempre solos que ignoran
las figuras que habitan su corazón voluble
y en los que las miradas se confunden y mueren,
los labios huellan frÃos su pasión desasida,
el ciego Amor es luz donde todo florece,
lo de fuera está dentro y el interior se extiende
en torno hasta el confÃn último del deseo.
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Esta es mi vida tal como la soñé en otro tiempo:
un largo muro de barro perfumado y rojizo
que rodea un espeso jardÃn,
árboles cuyas ramas se besan en el agua,
pavos reales en la penumbra de las magnolias,
y sol, y lluvia, y luna, y viento, y sombra,
y una alegrÃa profunda como cicuta,
extraña, como eléboro,
y mis labios abrasadoramente aspirando las flores
igual que aves de pétalos o pestañas de grácil durmiente.
Mira, toca mi corazón ahogado bajo rosas salvajes.
Ni yo mismo llegué hasta su centro misterioso
por miedo a extraviarme
y no saber volver al claro cielo desde el cual, cruel vigÃa,
diviso el odio, el gesto cruel, la torpe ley,
la ironÃa...
Pero tú penetraste hasta lo impenetrable
como sonido puro de una flor destrozada
y allà te confundiste al velado silencio
recogido en sà mismo como un agua de siglos
a fin de que el jardÃn secreto y como ausente
jamás se delatara por la luna o el pájaro.
Entonces yo no supe que lo habitabas tú,
¡ay!, como los espejos siempre solos que ignoran
las figuras que habitan su corazón voluble
y en los que las miradas se confunden y mueren,
los labios huellan frÃos su pasión desasida,
el ciego Amor es luz donde todo florece,
lo de fuera está dentro y el interior se extiende
en torno hasta el confÃn último del deseo.
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Amor
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Poemas de Cumpleaños
Poemas de San ValentÃn o
DÃa de los Enamorados
Poemas del DÃa de la Mujer
Poemas del DÃa de las Madres
Poemas del DÃa de los Padres
Poemas de Navidad
Poemas de Halloween
Infantiles
Perdón
Religiosos
Tristeza y Dolor
Desamor
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