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Getsemani - Poemas de Ricardo Ossandon Palacios



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Getsemani
Poema publicado el 26 de Noviembre de 2008

Levantando los ojos al cielo
Jesús dijo:
Padre, los hijos que me diste, aquí están
te los entrego en esta ofrenda,
eterna, grácil, a través de los tiempos

La vida eterna nunca la entendieron
ni quisieron aceptar mis opiniones,
se tornaron en seres extravagantes
en miles de personas complicadas.

Tampoco entendieron mi amor,
de aquel efecto supremo,
que olvida toda mancha de sus vidas.
Nunca aceptaron mis consejos
de llevar la vida pura como el agua.

Ahora, estoy solo frente a ti,
arrepentido,
de llevar sobre mis hombros esta raza.
De esperar la pesada cruz en mis espaldas.
De beberla, no quiero sea ésta la copa,
llena de gusanos purulentos,
llena de llagas amarillas.

Padre, estoy solo en tu Universo,
nadie me acompaña en la hora solemne,
a la verdad la carne es débil
y pasajeros los sueños,
me hablan de mundos intensos
y de graves acusaciones.

He de morir es cierto,
y conmigo toda esta humanidad a cuestas,
la  larga espera de la cruz
rompe la armonía en mil pedazos.
Solo una cosa me cuenta,
Tú a mi lado y sin oír mis lamentos.

Acepta este prado lleno de ripios,
este jardín de aromas nauseabundos,
nunca mas ofrendas fraudulentas
ni sacrificios imperfectos.

Los he llamado a integrarse a la ronda
pero es tan fuerte su sentido egoísta
que desertan en la última batalla
y se esconden de sus enemigos virtuales.

Yo no quiero defender sus cobardías
ni aceptar sus pobres ideales.
Su llanto no es sincero, ni en sus noches
brota música alguna.
Amarga existencia es la del hombre
sin saber el todo de su mundo,
sin saber el sino final de los mortales.

Ahora, Yo, envuelto en mis mortajas especiales
Dios-hombre y pequeño gigante
quiero ensacar la humanidad perdida
y llevarla al final de mi escondrijo.
Llenos están los graneros bíblicos
el hacha dispuesta a la raíz del árbol
y un sueño apocalíptico pronto a caer
sobre los ojos aterrados.

¡ Suenan tambores de guerra !
Mientras se preparan las fuerzas colosales,
del cielo caen  pesados planetas
lunas de sangre y soles atormentados.
Se escriben entonces las páginas que serán historia,
el futuro exacto que nace en el pasado.

Ahora es tiempo del tumulto
la libre masa de hombres violentados,
viene la traición en nombre de la turba
y Yo el hijo del Hombre
no cuento con enemigos leales,

Hordas de demonios y criaturas celestiales
gimen su inminente captura.
Un ser horrendo salpicado de pellejos
salta de planeta en planeta,
lucifer engalanado
de cometas y flamas estelares
brilla tenebroso entre las altas esferas,
desde lejos contempla la clara cruz y visible.

En el Huerto, un hombre se envuelve en sollozos
derrama su alma en pedazos
y caen en gotas sus pesadas cargas.
Quiere enviar un mensaje que gire por detrás del Universo,
que cabalgue a lo largo de todas sus fronteras,
y que al llegar al límite de lo imposible
bruscamente explote en miles de galaxias neonatas.


Todo este firmamento extensible
cobijando a las estrellas rutilantes
habla de una espada giratoria

El símbolo frágil se abre al infinito
alguno cree, todos desconfían
Alguien musita despierto,
el grupo se entrega al sueño traicionero
de entre las sombras, surge un sonido conocido
30 monedas que chocan en la bolsa insaciable
Un beso basta, y entre el abrazo indecible
se consuma la historia del mundo
Se cumple así el trazo del dedo inteligente
se anudan todos los hilos que entre sus hebras forman
las vidas materiales.

La justa Ley se completa
solo basta la firma del que paga.
 



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