Cuento en ti...
Poema publicado el 04 de Junio de 2010
Hoy, estoy de guardia,
bañando tu ausencia
con gratos recuerdos
de luna y estrellas,
de pálidas nubes,
tímidas viajeras,
que besan mi rostro,
golpean mi puerta,
que arrullan los techos,
bendicen las huertas,
y tapan la luna
que es mi linterna.
Percibo la brisa
tal vez de tormenta,
aunque no lo creo,
la noche está abierta,
nubes en el norte,
en el sur, estrellas,
y a mí, por momentos
me alumbra la bella
luciérnaga blanca
que cuelga del cielo,
la que una noche
anidó en tu pelo,
poniendo en tus ojos
dos grandes luceros,
tu boca, eran perlas,
tus labios de fuego,
después en un beso
cálido, sincero,
te entregué gustoso
el corazón entero.
Y hoy, la misma luna
que brilló en tu pelo,
y puso en tus ojos
dos grandes luceros,
y hasta ésa nube
que selló un encuentro,
me traen a la mente
hermosos recuerdos.
Y, aunque sé que pronto
un gris ceniciento
cubrirá el negro
infinito del cielo,
ya no estaré triste,
tengo dos luceros
que arrojan destellos
dentro de mi pecho.
Ya no se ve el astro,
todo es gris, silencio,
y de vez en cuando
sopla algo de viento
llevándose nubes,
sueños, pensamientos,
pero siempre deja
tu aliento y mil sueños
de diez perlas blancas,
de labios de fuego...
de manos de nácar,
de luna en el pelo,
y aunque en tu ausencia
conmigo te llevo,
extraño tus ojos,
tu aliento, tus besos,
tus suaves caricias,
me siento incompleto.
Que nunca me faltes
es mi gran deseo,
y que siempre seas
realidad de un sueño...
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Poema publicado el 04 de Junio de 2010
Hoy, estoy de guardia,
bañando tu ausencia
con gratos recuerdos
de luna y estrellas,
de pálidas nubes,
tímidas viajeras,
que besan mi rostro,
golpean mi puerta,
que arrullan los techos,
bendicen las huertas,
y tapan la luna
que es mi linterna.
Percibo la brisa
tal vez de tormenta,
aunque no lo creo,
la noche está abierta,
nubes en el norte,
en el sur, estrellas,
y a mí, por momentos
me alumbra la bella
luciérnaga blanca
que cuelga del cielo,
la que una noche
anidó en tu pelo,
poniendo en tus ojos
dos grandes luceros,
tu boca, eran perlas,
tus labios de fuego,
después en un beso
cálido, sincero,
te entregué gustoso
el corazón entero.
Y hoy, la misma luna
que brilló en tu pelo,
y puso en tus ojos
dos grandes luceros,
y hasta ésa nube
que selló un encuentro,
me traen a la mente
hermosos recuerdos.
Y, aunque sé que pronto
un gris ceniciento
cubrirá el negro
infinito del cielo,
ya no estaré triste,
tengo dos luceros
que arrojan destellos
dentro de mi pecho.
Ya no se ve el astro,
todo es gris, silencio,
y de vez en cuando
sopla algo de viento
llevándose nubes,
sueños, pensamientos,
pero siempre deja
tu aliento y mil sueños
de diez perlas blancas,
de labios de fuego...
de manos de nácar,
de luna en el pelo,
y aunque en tu ausencia
conmigo te llevo,
extraño tus ojos,
tu aliento, tus besos,
tus suaves caricias,
me siento incompleto.
Que nunca me faltes
es mi gran deseo,
y que siempre seas
realidad de un sueño...
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