Copa nocturna
Poema publicado el 02 de Noviembre de 2011
Y ya no sé si es el whisky en la mano
o mi reflejo cosido en los zapatos.
–Cierro los ojos- . La ciudad duerme
y con ella,
esta ceguedad que nos avala.
Succiono calles invisibles –trago tras trago-
y me dejo atrapar por ninfas de urbe
que mecen su nocturno ángulo.
Pasan los sueños.
– Qué latido de desaliento
se palpita aquí adentro-.
Confundiéndose la bella imagen
con el regio hecho.
Amanece. Las pestañas izan.
Apenas sé qué digo.
La voz tambalea, las ideas pesan.
¿Quién me empuja cada noche
a surfear desnudo por este néctar?
Vamos. Sumerjámonos. Aún quedan sueños.
Imaginemos también que queda luna.
Que arriba, más arriba de los tejados, el sol
se ahoga con su rayo.
-Respiro silencio-. No prometo nada.
Solo sé que aquí, -adentro-
cambio cabezas perdidas
por cerebros muertos.
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Poema publicado el 02 de Noviembre de 2011
Y ya no sé si es el whisky en la mano
o mi reflejo cosido en los zapatos.
–Cierro los ojos- . La ciudad duerme
y con ella,
esta ceguedad que nos avala.
Succiono calles invisibles –trago tras trago-
y me dejo atrapar por ninfas de urbe
que mecen su nocturno ángulo.
Pasan los sueños.
– Qué latido de desaliento
se palpita aquí adentro-.
Confundiéndose la bella imagen
con el regio hecho.
Amanece. Las pestañas izan.
Apenas sé qué digo.
La voz tambalea, las ideas pesan.
¿Quién me empuja cada noche
a surfear desnudo por este néctar?
Vamos. Sumerjámonos. Aún quedan sueños.
Imaginemos también que queda luna.
Que arriba, más arriba de los tejados, el sol
se ahoga con su rayo.
-Respiro silencio-. No prometo nada.
Solo sé que aquí, -adentro-
cambio cabezas perdidas
por cerebros muertos.
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