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Esquizofrenia - Poemas de Silvia Maria Ceballos



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Esquizofrenia
Poema publicado el 17 de Marzo de 2010

Hoy lo fui a ver a ese lugar por primera vez.
Una extraña sensación me había invadido,
por el hecho de pensar de con quien me encontraría.
Con el corazón intrigado y mi cuerpo tembloroso
me dirigí con prisa a la villa 14 donde él estaba.
Después de una breve, pero eterna espera, lo vi venir…
¡Qué profunda fue mi amargura! Qué dolorosa e inter-
minable a la  vez!
Camino hacia mí con la mirada baja y perdida
Parecía un cachorrito abandonado a la intemperie
en una fría noche de invierno.
Estaba presente pero ¡cuán ausente!...
De repente como si un grado de lucidez hubiese
caído en su mente, levantó  su vista y me miró…
Sentí que el alma se me rompía, porque en sus
ojos  pude ver una inmensa pena vieja, ese dolor
del cual nunca supe el motivo y que lo llevó quizás
a  evadir esa realidad que tanto  lo atormentaba.
De pronto pronunció mi nombre que sonó como un
lamento.
Con mi voz entre cortada susurré…  ¡Hola Negrito!
Retirando mi mirada de la suya traté de disimular la
conmoción que  su presencia me causaba y con un gran
esfuerzo logré retener ese mar de llanto que de mi interior
fluía y sacando de prisa de mi bolso unas etiquetas de ciga
rrillos y se las di. Su mirada brillo y su boca levente sonrío
las tomó con ansias ,con desesperación, parecía como que
su única ilusión estaba en ese montón de tabaco.
Fue entonces allí, cuando recordé  ese amargo pasado
que el destino le trazó.
Si, aún lo recuerdo…
Él era mi alegría  cuando yo era pequeñita, pues en la etapa
de mi infancia fue el que me hizo reír.
Todos los viernes lo esperaba en la parada del micro.
Bajaba siempre sonriente. Yo  corría a su lado, me levantaba
en sus brazos y me daba un fuerte abrazo.
Era tan especial, tan puro y maravilloso, era mi admiración,
mi amigo, mi hermano preferido.
La felicidad que su presencia me causaba no tenía comparación.
Pero un día gris, él no vino, tampoco vino el siguiente.
Vi a mis padres preocupados, yo no entendía lo que ocurría,
pero podía percibir que algo muy malo ocurría.
Un viernes lo vi venir y con gran alegría corrí a su lado
Pero él, no sonrío, ni siquiera me miró, su mirada era fría
e indiferente
Ya no era el mismo, parecía como si alguien hubiese
robado su alma y había puesto a cambio un extraño ser
sin control.
Traté de acercarme y hablarle y hacerle comprender
que era yo, su pequeña hermanita, pero él no me miró
algo había cambiado, su expresión en el rostro, su
forma de proceder,  ese desgano de vivir, esa doble
personalidad.
De pronto una negra frialdad se apoderó de mi alma
y en una noche tormentosa, en un rincón donde nadie
me vio, rompí en llanto, como lloré esa noche, porque
comprendí ,que él ya no volvería jamás.
Había huido a su mundo interno, al cual yo no podía entrar
Después de un tiempo cuando su presencia se tornó
aterradora lo llevaron a ese lugar.
Hoy lo fui a ver a ese lugar por primera vez y mediante
un impulso lo abrace con fuerza y dejé fluir, ese mar de
llanto que mi interior retenía y pensé…
¡Porqué hermano! si pudiera saber que fue lo que tanto
lo atormentó que su mente no pudo soportar para
querer escapar a ese mundo impenetrable.
Si pudiera saber, que siente cuando esta ausente y que
piensa cuando esta presente.
Si pudiera mi mente entera le daría, por volver a ver
aunque sea por un segundo, aquella sonrisa perdida.
¡Si pudiera! ¡Quién pudiera! ¡Que impotencia!
Si Dios quisiera…….


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