La llama de mi madre.
Poema publicado el 24 de Marzo de 2012
Las pajaritas que barruntan el frío
pasean por la piel de Monasterio de Vega.
Las montañas de Riaño
se arraciman solidarias,
ante las continuas dentelladas del invierno.
Mi padre, es un gladiador mesetario,
que a sus ochenta cosechas combativas
mantiene contra la pared del tiempo
a todos los rigores de esta tierra.
Pero lo peor de todo, con diferencia,
es que ya no puedo mirar, cara a cara,
a la única llama que avivó sin descanso
mi niñez,y lo que aún me queda de tránsito.
Madre, uno aprende a cierta edad,
que la muerte es la quinta estación natural
del ser humano.
Primavera,verano,otoño,invierno y muerte.
La imprevisible y gélida quinta estación,
que ningún calendario contempla.
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Poema publicado el 24 de Marzo de 2012
Las pajaritas que barruntan el frío
pasean por la piel de Monasterio de Vega.
Las montañas de Riaño
se arraciman solidarias,
ante las continuas dentelladas del invierno.
Mi padre, es un gladiador mesetario,
que a sus ochenta cosechas combativas
mantiene contra la pared del tiempo
a todos los rigores de esta tierra.
Pero lo peor de todo, con diferencia,
es que ya no puedo mirar, cara a cara,
a la única llama que avivó sin descanso
mi niñez,y lo que aún me queda de tránsito.
Madre, uno aprende a cierta edad,
que la muerte es la quinta estación natural
del ser humano.
Primavera,verano,otoño,invierno y muerte.
La imprevisible y gélida quinta estación,
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