Que corra el aire. que se renueven las ideas.
Poema publicado el 07 de Junio de 2012
"Me gustan los poetas
que no cortan jamás el cordón umbilical
con sus poemas,
y entre sus manos y entre sus uñas
siempre lucen la sangre de sus palabras".
Dice el dichoso dicho:
"A estos políticos
no los mueve, ni los zarandea ni dios".
Por la brevedad del poema, dejaré para otra ocasión
la demostración palpable, precisa y exacta,
de ese dios que nos han vendido,
vestido con blusones al estilo Demiss Rousos,
de barba torda y abundante,
y con acomodados y repelentes antecedentes,
de que lo sabe y lo ve todo.
El caso es que,
volviendo al título y al primer verso del poema,
estamos rodeados de humanos,
impresentablemente imprescindibles.
Nacen, crecen, se desarrollan y mueren
pegados a la poltrona de la política,
y que ellos mismos han personalizado,
por su cara bonita y por su portentoso patrimonio,
a plena oscuridad y a todas luces
de dudosa y sucia procedencia.
Son los líderes políticos, sindicales,
religiosos y justicieros,
amamantados, criados y condecorados,
por una sociedad lela de liliputienses culturales,
que solo saben pagar, callar, rezar y desaparecer,
sin llegar a saber y a entender
para qué hostias fueron engendrados.
del poemario:
"Poemas de un ex presidiario del penal del rombo".
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Poema publicado el 07 de Junio de 2012
"Me gustan los poetas
que no cortan jamás el cordón umbilical
con sus poemas,
y entre sus manos y entre sus uñas
siempre lucen la sangre de sus palabras".
Dice el dichoso dicho:
"A estos políticos
no los mueve, ni los zarandea ni dios".
Por la brevedad del poema, dejaré para otra ocasión
la demostración palpable, precisa y exacta,
de ese dios que nos han vendido,
vestido con blusones al estilo Demiss Rousos,
de barba torda y abundante,
y con acomodados y repelentes antecedentes,
de que lo sabe y lo ve todo.
El caso es que,
volviendo al título y al primer verso del poema,
estamos rodeados de humanos,
impresentablemente imprescindibles.
Nacen, crecen, se desarrollan y mueren
pegados a la poltrona de la política,
y que ellos mismos han personalizado,
por su cara bonita y por su portentoso patrimonio,
a plena oscuridad y a todas luces
de dudosa y sucia procedencia.
Son los líderes políticos, sindicales,
religiosos y justicieros,
amamantados, criados y condecorados,
por una sociedad lela de liliputienses culturales,
que solo saben pagar, callar, rezar y desaparecer,
sin llegar a saber y a entender
para qué hostias fueron engendrados.
del poemario:
"Poemas de un ex presidiario del penal del rombo".
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