Quedar o no quedar. esa es la cuestión.
Poema publicado el 12 de Noviembre de 2012
Una finísima y sensual puntilla, de color negro,
asomó, abrazando la cima de su culo,
mientras la bellísima dependienta,
acurrucada y de espaldas,
buscaba una pila para el reloj de mi muñeca,
regalándome una franja de carne fresca
apetecible y comestible, pero inalcanzable.
Al día siguiente,
regresé a mi tienda preferida del todo "casi a cien",
con un nuevo plan, a punto de llamarada.
-Por favor, una pila para mi reloj,
le dije a la bellísima dependienta,
con la numeración 377 o equivalente.
Y a lomos de una sonrisa,
y de la mano de una mirada envolvente,
se giró, se acurrucó,
y una provocativa puntilla, esta vez de color morado,
asomó, abrazando la cima de su culo,
regalándome de nuevo, esa franja de carne fresca,
apetecible y comestible, pero inalcanzable.
Por segundo día consecutivo
me encendí,
sin que mis llamas originaran fuego alguno
por el entorno.
Al pagar el artículo solicitado,
la bellísima dependienta,
a lomos de una sonrisa,
y de la mano de una mirada envolvente,
me dijo:
Además de pilas para relojes,
poseo una amplia gama de puntillas,
que harán las delicias de tu tacto
y el apetito reprimido de tu pasión.
Y sin tiempo que perder,
porque la hora del cierre de la tienda,
hizo acto de presencia,
quedamos, y de qué manera, en la trastienda.
Un templo, recóndito y recoleto,
para el culto de puntillas inquietas
y cuerpos encendidos.
del poemario.
Sexo con tila.
Sexo con limón.
Sexo en la pila.
Sexo en el pilón.
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Poema publicado el 12 de Noviembre de 2012
Una finísima y sensual puntilla, de color negro,
asomó, abrazando la cima de su culo,
mientras la bellísima dependienta,
acurrucada y de espaldas,
buscaba una pila para el reloj de mi muñeca,
regalándome una franja de carne fresca
apetecible y comestible, pero inalcanzable.
Al día siguiente,
regresé a mi tienda preferida del todo "casi a cien",
con un nuevo plan, a punto de llamarada.
-Por favor, una pila para mi reloj,
le dije a la bellísima dependienta,
con la numeración 377 o equivalente.
Y a lomos de una sonrisa,
y de la mano de una mirada envolvente,
se giró, se acurrucó,
y una provocativa puntilla, esta vez de color morado,
asomó, abrazando la cima de su culo,
regalándome de nuevo, esa franja de carne fresca,
apetecible y comestible, pero inalcanzable.
Por segundo día consecutivo
me encendí,
sin que mis llamas originaran fuego alguno
por el entorno.
Al pagar el artículo solicitado,
la bellísima dependienta,
a lomos de una sonrisa,
y de la mano de una mirada envolvente,
me dijo:
Además de pilas para relojes,
poseo una amplia gama de puntillas,
que harán las delicias de tu tacto
y el apetito reprimido de tu pasión.
Y sin tiempo que perder,
porque la hora del cierre de la tienda,
hizo acto de presencia,
quedamos, y de qué manera, en la trastienda.
Un templo, recóndito y recoleto,
para el culto de puntillas inquietas
y cuerpos encendidos.
del poemario.
Sexo con tila.
Sexo con limón.
Sexo en la pila.
Sexo en el pilón.
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