Himno a la castidad
Poema publicado el 24 de Diciembre de 2017
Dios no nos ha llamado a la impureza,
nos ha exhortado a alcanzar la salvación,
y para ello claramente pide
que os abstengáis de la fornicación;
Dios no nos ha llamado a la impureza,
nos ha exhortado a lograr la salvación,
y para ello claramente exige
que os abstengáis de la fornicación:
es un pecado contra tu propio cuerpo,
es una ofensa contra la ley de Dios;
el que la hace se arriesga a ir al infierno,
si ese es tu caso, acude al confesor
porque si no ya nunca serás libre,
te harás esclavo vil de la corrupción;
para evitar tan triste consecuencia
conviene huir de la fornicación
porque si no ya nunca serás libre,
te harás esclavo vil de la corrupción;
para evitar tan triste consecuencia
¡huid, huid de la fornicación!:
es un pecado contra tu propio cuerpo,
es una ofensa contra la ley de Dios;
quien la comete merece ir al infierno,
por eso tantos azotes padeció
Nuestro Señor Dios y hombre Jesucristo,
que con su ejemplo doliente lo advirtió:
en el amor hay que tener paciencia,
hasta casarte ¡todavía no!
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Poema publicado el 24 de Diciembre de 2017
Dios no nos ha llamado a la impureza,
nos ha exhortado a alcanzar la salvación,
y para ello claramente pide
que os abstengáis de la fornicación;
Dios no nos ha llamado a la impureza,
nos ha exhortado a lograr la salvación,
y para ello claramente exige
que os abstengáis de la fornicación:
es un pecado contra tu propio cuerpo,
es una ofensa contra la ley de Dios;
el que la hace se arriesga a ir al infierno,
si ese es tu caso, acude al confesor
porque si no ya nunca serás libre,
te harás esclavo vil de la corrupción;
para evitar tan triste consecuencia
conviene huir de la fornicación
porque si no ya nunca serás libre,
te harás esclavo vil de la corrupción;
para evitar tan triste consecuencia
¡huid, huid de la fornicación!:
es un pecado contra tu propio cuerpo,
es una ofensa contra la ley de Dios;
quien la comete merece ir al infierno,
por eso tantos azotes padeció
Nuestro Señor Dios y hombre Jesucristo,
que con su ejemplo doliente lo advirtió:
en el amor hay que tener paciencia,
hasta casarte ¡todavía no!
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