Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Ahora, mientras los pájaros cantan alegres melodÃas
y los pequeños corderos retozan
como si bailaran al son de un tambor,
a mà me invade la pena: un lamento me brindó alivio pasajero
y ahora recobro la fortaleza.
Desde arriba, resuenan las trompetas de las cascadas,
un dolor mÃo no enturbiará otra vez la primavera.
Oigo los ecos que retumban en las montañas,
el viento llega hasta mà desde valles de ensueño
y mi mundo interior se vuelve feliz.
La tierra y el mar se entregan a la felicidad,
y a mediados de mayo cada animal se siente alegre.
¡Tú, hijo de esa alegrÃa, grita a mi alrededor,
quiero oÃrte gritar, oh, pastor feliz!
Versión de Pedro Bádenas de la Peña
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