El preludio
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Libro primero
Introducción- Infancia y Escuela
Hay en la suave brisa una ventura
o visita que roza mi mejilla
yes casi sabedora de ese gozo
que trae desde los campos y del cielo.
Sea cual sea su misión, a nadie
hallará más agradecido, hastiado
de la urbe donde he sobrellevado
perpetuo descontento y libre ahora
cual ave que se posa donde quiera.
¿Qué hogar me acogerá? ¿Entre qué valles
tendré mi puerto? ¿Bajo qué arboleda
construiré mi morada? ¿Qué hondo rÃo
me dará la canción de su murmullo?
La tierra está ante mÃ. Con corazón
alegre y sin temer la libertad,
contemplo. Y aunque sea sólo alguna
nubecilla quien guÃe mi camino,
extraviarme no puedo. ¡Al fin respiro!
Pensamientos e impulsos de la mente
me asaltan, se desprende esa onerosa
máscara que traiciona mi alma auténtica,
el peso de los dÃas que me fueron
ajenos, como hechos para otros.
Largos meses de paz (si acaso esta palabra
concuerda con promesas de lo humano),
largos meses de gozo sin molestia
esperan ante mÃ. ¿Adónde iré,
por los caminos o cruzando el campo,
cuesta arriba o abajo? ¿O tal vez
me guiará alguna rama por el rÃo?
¡Amada libertad! ¿Y de qué sirve
si no es don que consagra la alegrÃa?
Pues mientras el dulce aliento del cielo
soplaba en mi cuerpo, creà sentir
otra brisa en respuesta que corrÃa
con suave rapidez, pero se ha vuelto
tempestad, energÃa ya excesiva
que su creación destruye. Gracias doy
a ambas y a sus fuerzas, que al unirse
ponen fin a una pertinaz helada
y traen tiernas promesas, la esperanza
de los dÃas y horas de alegrÃa,
¡dÃas de dulce ocio y pensamiento
profundo, sÃ, con el divino oficio
de maitines y vÃsperas en verso!
Hasta ahora, mi amigo, no he solido
escoger como asunto la alegrÃa
pero hoy quiero verter mi alma en versos
a salvo del olvido, que aquà quedan
guardados. A los campos he lanzado
mi profecÃa: sÃlabas llegaban
espontáneas, vistiendo con sagrados
hábitos al espÃritu escogido
-ésa era mi fe- para el sacramento.
Mi propia voz me henchÃa y en mi mente 55
reverberaba ese imperfecto son.
A ambos yo escuchaba y obtenÃa
de ellos la confianza en el futuro (...)
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008
Libro primero
Introducción- Infancia y Escuela
Hay en la suave brisa una ventura
o visita que roza mi mejilla
yes casi sabedora de ese gozo
que trae desde los campos y del cielo.
Sea cual sea su misión, a nadie
hallará más agradecido, hastiado
de la urbe donde he sobrellevado
perpetuo descontento y libre ahora
cual ave que se posa donde quiera.
¿Qué hogar me acogerá? ¿Entre qué valles
tendré mi puerto? ¿Bajo qué arboleda
construiré mi morada? ¿Qué hondo rÃo
me dará la canción de su murmullo?
La tierra está ante mÃ. Con corazón
alegre y sin temer la libertad,
contemplo. Y aunque sea sólo alguna
nubecilla quien guÃe mi camino,
extraviarme no puedo. ¡Al fin respiro!
Pensamientos e impulsos de la mente
me asaltan, se desprende esa onerosa
máscara que traiciona mi alma auténtica,
el peso de los dÃas que me fueron
ajenos, como hechos para otros.
Largos meses de paz (si acaso esta palabra
concuerda con promesas de lo humano),
largos meses de gozo sin molestia
esperan ante mÃ. ¿Adónde iré,
por los caminos o cruzando el campo,
cuesta arriba o abajo? ¿O tal vez
me guiará alguna rama por el rÃo?
¡Amada libertad! ¿Y de qué sirve
si no es don que consagra la alegrÃa?
Pues mientras el dulce aliento del cielo
soplaba en mi cuerpo, creà sentir
otra brisa en respuesta que corrÃa
con suave rapidez, pero se ha vuelto
tempestad, energÃa ya excesiva
que su creación destruye. Gracias doy
a ambas y a sus fuerzas, que al unirse
ponen fin a una pertinaz helada
y traen tiernas promesas, la esperanza
de los dÃas y horas de alegrÃa,
¡dÃas de dulce ocio y pensamiento
profundo, sÃ, con el divino oficio
de maitines y vÃsperas en verso!
Hasta ahora, mi amigo, no he solido
escoger como asunto la alegrÃa
pero hoy quiero verter mi alma en versos
a salvo del olvido, que aquà quedan
guardados. A los campos he lanzado
mi profecÃa: sÃlabas llegaban
espontáneas, vistiendo con sagrados
hábitos al espÃritu escogido
-ésa era mi fe- para el sacramento.
Mi propia voz me henchÃa y en mi mente 55
reverberaba ese imperfecto son.
A ambos yo escuchaba y obtenÃa
de ellos la confianza en el futuro (...)
Versión de Gabriel Insausti
¿Pudiera decirnos en que categorÃa ubicarÃa este poema?
Amor
Amistad
Familia
Poemas de Cumpleaños
Poemas de San ValentÃn o
DÃa de los Enamorados
Poemas del DÃa de la Mujer
Poemas del DÃa de las Madres
Poemas del DÃa de los Padres
Poemas de Navidad
Poemas de Halloween
Infantiles
Perdón
Religiosos
Tristeza y Dolor
Desamor
Otra CategorÃa
¿ Te gustó este poema? Compártelo: Amor
Amistad
Familia
Poemas de Cumpleaños
Poemas de San ValentÃn o
DÃa de los Enamorados
Poemas del DÃa de la Mujer
Poemas del DÃa de las Madres
Poemas del DÃa de los Padres
Poemas de Navidad
Poemas de Halloween
Infantiles
Perdón
Religiosos
Tristeza y Dolor
Desamor
Otra CategorÃa
Compartiendo el poema con tus amigos en facebook ayudas a la difusión de estas bellas creaciones poéticas y ayudas a dar a conocer a los poetas.