Tierra querida
Poema publicado el 20 de Diciembre de 2017
Por el camino de Rener
Pasando por “La Blanqueadaâ€,
Doblando hacia “monte chicoâ€
Quedo parte de mi infancia
En un campo muy chiquito
De tan solo quince hectáreas.
Allí mi padre ha dejado
De su vida treinta años,
Entre tambo, queso y leche,
Alambrados, lluvia y barro,
Cuidados de los frutales
Y amansadas de caballos.
Cuando mis padres llegaron
Era un campo abandonado
Con espesos pastizales
De yuyos malos y cardos,
Donde solo las orejas
Se veían del caballo.
Las primeras herramientas
Una azada y una pala.
Y con ellas se fue haciendo
La limpieza tan ansiada,
Por parte de los patrones
Que a mis padres contrataran.
Y llegaron animales
Que poblaron las hectáreas
Dando vida a esa tierra
Que se hallaba desolada.
Y el campo fue resurgiendo
Desde la verde esperanza
La casita bien humilde
De aquellas prefabricadas,
Recostada sobre un roble
Cuyos gajos la abrazaban.
Y en un patio bien cercado
Quinta, parral, bomba de agua.
En esa tierra querida
Quedo parte de mi infancia.
Prendidita en aquel monte
Entre largas cabalgatas
O pescando en el arroyo
Con aparejos y lanzas.
Jugando adentro del Falcon
Haciendo que manejaba
O remontando un barrilete
Que el fuerte viento llevaba
Hacia ese cielo celeste
Manchado de nubes blancas.
Cielito que me vio un día
Partir a tierras lejanas.
Donde nuevas experiencias
Seguro que me esperaban,
Y así igual que las nubes
Despacito me alejaba.
Pero nunca olvidare
Aquel lugar de mi infancia
Que entregó a mi corazón
Importantes enseñanzas,
Y a vivir agradecido
Por la fe y la esperanza.
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Poema publicado el 20 de Diciembre de 2017
Por el camino de Rener
Pasando por “La Blanqueadaâ€,
Doblando hacia “monte chicoâ€
Quedo parte de mi infancia
En un campo muy chiquito
De tan solo quince hectáreas.
Allí mi padre ha dejado
De su vida treinta años,
Entre tambo, queso y leche,
Alambrados, lluvia y barro,
Cuidados de los frutales
Y amansadas de caballos.
Cuando mis padres llegaron
Era un campo abandonado
Con espesos pastizales
De yuyos malos y cardos,
Donde solo las orejas
Se veían del caballo.
Las primeras herramientas
Una azada y una pala.
Y con ellas se fue haciendo
La limpieza tan ansiada,
Por parte de los patrones
Que a mis padres contrataran.
Y llegaron animales
Que poblaron las hectáreas
Dando vida a esa tierra
Que se hallaba desolada.
Y el campo fue resurgiendo
Desde la verde esperanza
La casita bien humilde
De aquellas prefabricadas,
Recostada sobre un roble
Cuyos gajos la abrazaban.
Y en un patio bien cercado
Quinta, parral, bomba de agua.
En esa tierra querida
Quedo parte de mi infancia.
Prendidita en aquel monte
Entre largas cabalgatas
O pescando en el arroyo
Con aparejos y lanzas.
Jugando adentro del Falcon
Haciendo que manejaba
O remontando un barrilete
Que el fuerte viento llevaba
Hacia ese cielo celeste
Manchado de nubes blancas.
Cielito que me vio un día
Partir a tierras lejanas.
Donde nuevas experiencias
Seguro que me esperaban,
Y así igual que las nubes
Despacito me alejaba.
Pero nunca olvidare
Aquel lugar de mi infancia
Que entregó a mi corazón
Importantes enseñanzas,
Y a vivir agradecido
Por la fe y la esperanza.
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